Señor Ordóñez, ¿sigue usted algún decálogo a la hora de escribir sus críticas teatrales?

Hombre, tanto como un decálogo no diría yo… Puede ser que lo tenga, después de tantos años, pero a saber dónde lo habré puesto. De momento me vienen tres sabios preceptos a la cabeza, que copio aquí e intento seguir siempre que puedo.

1) “La primera obligación del crítico es hacerse leer” (Max Beerbohm).

2) “No hay objetividad. Nos basamos en nuestro gusto y nuestro humor. Es imprescindible, entonces, que el crítico se forme el gusto y controle su humor”. (Jules Renard).

Y 3, este pasaje de Cyril Connolly: “El mejor periodismo ha de parecerse a una gran conversación. No tiene por qué consistir en lo que la gente dice, pero no debería incluir nada que no pueda decirse”.