- by Victor Iriarte Ruiz
- on 5th abril 2010
- in Así nos luce el pelo
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Sobre la distancia entre espectador y actor en teatro
El otro día abordé aquí el despropósito arquitectónico que es el Palacio de Congresos y Autoditorio Baluarte, en Pamplona, obra del arquitecto Patxi Mangado, que pasa por ser uno de los importantes del país (lo que indica que en este país cualquiera puede llegar a cualquier escalafón y la prensa jalearlo ad nauseam).
Pueden leer lo que dicen los especialistas sobre la acústica de la sala principal si pinchan aquí.
Hoy añado unas frases de la conversación entre el director de teatro polaco Krystian Lupa con el actor y director español José Luis Gómez a propósito del próximo estreno de Final de partida, de Beckett, en el Teatro de la Abadía de Madrid publicada en el periódico El País (viernes 2-10-2010).
LUPA: Las butacas (del teatro) deben acabar en el lugar donde cae la piedra que lanza el actor, porque hay una frontera en la que la presencia humana pierde fuerza.
GÓMEZ: Y así, no perder nunca la distancia de peligro.
¿Cuántas filas para espectadores tiene Baluarte?
No, hombre, no. El baluarte no está mal dimensionado para el teatro.
Lo que pasa es que hay que escoger actores más bestias, capaces de llegar con una piedra tal otro lau del palco. 😉
Pues en el Gayarre las piedras nunca llegan hasta anfiteatro 🙁
Luis, Baluarte necesita actores que hayan ganado el concurso de lanzamiento de rabiosa de Marcilla.
Thabitha: sí que llegan, es que te has vuelto muy señorita.