2020, año de la pandemia, que nos confinó a todos durante meses y me impidió asistir a un teatro entre el 7 de marzo y el 22 de julio, lo cerré con 69 obras de teatro y danza vistas y la asistencia 71 días, pues una misma obra la vi tres veces, Una lectora desaforada, que he escrito y dirigido.

A pesar de los pesares, fue un buen año en calidad. Lo mejor de 2020:

  • Una noche sin luna, con Juan Diego Botto, dirigido por Peris Mencheta. Impresionante.
  • Dos piezas dirigidas por Andrés Lima: Prostitución y Shock. El cóndor y el puma (que ya vi en el 19 y repetí con gusto el año pasado).
  • Sueños y visiones de Rodrigo Rato. Brillante reflexión sobre la cultura del pelotazo desde la visión de uno de los choricillos más conocidos del PP.

También me gustaron tres piezas: el montaje de Esperando a Godot con Pepe Viyuela; Barro, de Guillém Cluá; y el Juan Rana de Ron Lalá.

También me sorprendió para bien, porque iba sin expectativas, Deje su mensaje después de la señal, de Tanttaka, con la navarra Leire Ruiz en el reparto.

Del teatro navarro destaco Oligor y Microscopía con La melancolía del turista y la producción Chicas y Chicos del navarro Javier Arraiza.

A ver si en 2021 vamos volviendo poco a poco a la normalidad y recuperamos cifras de otros años de teatro visto.