CRÍTICA TEATRO

COSAS QUE NUNCA ME ATREVÍ A DECIRTE Y QUE HABRÍAN CAMBIANDO NUESTRA VIDA. Autor: Christophe Botti. Compañía: La Compañía de Butaca (Navarra). Dirección: Ignacio Aranaz. Asistente de dirección: Katrin Pelaez. Intérpretes: Maika Monreal, Iranzu Parra, Montse Bueno y Cristina Sánchez. Producción: Escuela de Actores Butaca 78. Lugar: Teatro de Ansoain. Fecha: Domingo 5 de junio. Público: Lleno, 300 espectadores.

Amor, muerte y silencios

La Compañía de Butaca que dirige Ignacio Aranaz realizó el año pasado el estreno absoluto en España del drama sobre el Alzheimer El padre, de Florian Zeller. La misma obra está girando por toda España este mismo año con producción de Pentación y un reparto encabezado por Héctor Alterio y Ana Labordeta. Siempre atento al teatro que se escribe en Francia y otros países europeos, no será de extrañar que pronto la pieza que ahora nos ocupa se traduzca y represente en el plano profesional, visto el olfato de Aranaz para los textos dramáticos con sustancia.

Esta obra de título larguísimo es un melodrama muy chejoviano en el sentido de que los personajes hablan mucho pero cuentan poco, los silencios son mucho más significativos que las palabras y todos los personajes arrastran un sufrimiento interno que les impide expresar sus emociones. Y luego lo lamentan. Un texto muy interesante  de un autor francés, también conocido por su faceta de cineasta, y bien adaptado pues  permite a cuatro de las actrices de la última promoción de la Escuela de Actores Butaca 78 trabajar la expresión de sentimientos, la naturalidad y la verdad escénica.

En la vieja casona familiar situada en un pueblo, se reúnen una madre y su hija, la prima de ésta y la amiga de ambas que cuida la casa en ausencia de la familia. La idea es pasar un fin de semana relajado entre mujeres, pero pronto los diálogos sin sustancia sobre el sexo, el amor, los hombres y la vida van desvelando las turbulencias de unas complejas relaciones personales. Dos hermanas que no se hablan, dos primas que rivalizaron por un mismo novio, una madre soltera con una posición cínica ante la vida y una hija que arrastra el dolor de haberse criado sin padre son un cóctel explosivo si además hay secretos de por medio. Las cuatro intérpretes insuflaron verdad a sus diálogos  y evidenciaron un trabajo concienzudo de creación de personajes. El texto es complejo para actores bisoños en el sentido de que obliga a expresar emociones muy íntimas, que han logrado transmitir sin complejos. La dirección de actores, meticulosa, ha incluido un prólogo en apariencia improvisado en la que las actrices, antes de meterse en papel, desvelan esas cosas “que nunca se dicen en público” y luego insertos en verso que dan un tono poético a la propuesta. Lástima que parte del público, que siempre parece estar pidiendo humor, riera algunos de los diálogos más comprometidos poco antes del desenlace. Cierta morosidad en los cambios de escena también despistó a los espectadores, que aplaudieron antes de tiempo pensando que la obra había finalizado.

La Escuela de Actores Butaca 78 ha programado 16 funciones este mes de junio para mostrar el trabajo de todo un año de sus 140 alumnos, desde niños de 6 años a grupos de adultos. El sábado 11 a las 20 horas hay programado en el Auditorio de Berriozar una comedia de Alonso de Santos, Viva el Duque nuestro dueño. Pero la gran cita de este final de curso es un musical de creación propia, Velma von Trayer, con guión y dirección de Laura Laiglesia, el domingo 26 de junio en Auditorio Barañain. Una propuesta ambiciosa de este centro de enseñanza que da cauce a la gran cantidad de jóvenes actores que quiere formarse en el género del musical.

POR Víctor Iriarte. Publicada en Diario de Noticias el martes 7 de junio de 2016.