- by Victor Iriarte Ruiz
- on 23rd abril 2008
- in Así nos luce el pelo, Libros
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23-A Día del Libro. 14 recomendaciones para hacer nuevos lectores entre los niños y una llamada de atención
Hoy es el Día del Libro. Si nadie te ha regalado un libro y una rosa tienes dos opciones: lamentarte y revisar tu agenda de amigos o, mejor, acudir a las ferias que hay por ahí, comprarte tú el libro y tu flor. Tiene la ventaja de que acertarás con el título y elegirás la rosa del color que te apetezca. Y, de paso, puedes seguir leyendo.
El Centro de Estudios de la Lectura y Literatura Infantil (Cepli) subraya la importancia de la familia para convertir a los niños en lectores (y hacerlos más libres, mejor formados y seguramente más felices). Da 14 recomendaciones.
1.- Los niños leen si ven a los padres leer. No hay otra. Tienen a observar el comportamiento de los padres y copian. La última campaña sobre la lectura ha dado por fin en el clavo.
2.- Los padres como mediadores entre el niño y el cuento. Si son pequeños, leérselo.
3.- Si empieza a leer, ayudarle en las primeras páginas y que siga después sólo, hasta que entienda que la lectura es una actividad silenciosa y solitaria.
4.- Separar siempre la lectura de las tareas escolares, para mostrar que es gratificante y no una obligación ni un castigo.
5.- Proponer una «hora para la lectura» y convertirla en habíto. Así se convence al niño de que es divertida aunque requiera un esfuerzo.
6.- Crear un ambiente propicio para la lectura. Si el niño está leyendo, no poner la tele ni mandarle a hacer un recado, con lo que se manifiesta la importancia del hecho de leer.
7.- Implicarse en la compra de libros con el niño y acompañarlo a las bibliotecas.
8.- Leer los libros antes para preguntarle sobre ellos al niño.
9.- Los padres deben evaluar: tema, grosor, tamaño de letra… no todos los libros gustan a todas las personas.
10.- Crear en casa una biblioteca infantil que crezca, porque forma parte de la biografía de la persona.
11.- Combinar gustos paternos con los del niño hasta que vaya formando su propio criterio.
12.- Ordenar los volúmenes por colores o tamaños. Cuando el niño crezca, elegir catalogación por colecciones, autores o temas.
13.- Junto a los libros, en las estanterías tiene que estar los vídeos y soportes audiovisuales que merezcan la pena.
14.- Consultar la web de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, donde se facilitan 500 títulos cada año adaptados a gustos y divididos por edades, hasta los 18 años.
Y una llamada de atención:
«Seguro que hay escritores cuyos padres no tenían libros y a quienes un vecino, un profesor o un bibliotecario acogió bajo su manto, pero nunca he conocido a ninguno. Mi hija tiene siete años y algunos de los padres de los niños de su clase se quejan de que sus hijos no leen por placer. Cuando voy a sus casas, las habitaciones de los niños están llenas de libros caros, pero las de los padres están vacías. Estos niños no ven leer a sus padres, como yo vi a los míos cada día de mi infancia. Por contraste, cuando entro en un apartamento donde se ven libros en las estanterías, libros en la mesilla de noche, libros en el suelo, libros en la cisterna del lavabo, entonces sé lo que vería si abriera la puerta en la que pende un cartel que dice «Privado-Prohibida la entrada a los adultos»: a un niño tumbado en la cama y leyendo».
Anne Fadiman: Ex libris. Confesiones de una lectora. Alba Editorial, recogido en Barandiarán, José María: La acción educativa desde la librería, en el libro Acción pedagógica en organizaciones artísticas y culturales. Xabide. 2007
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