CRÍTICA TEATRO

MÁS APELLIDOS VASCOSAutores: Diego San José, Roberto Santiago y Pablo Almárcegui. Dirección: Gabriel Olivares. Intérpretes: Leo Rivera, Rebeca Valls, Cecilia Solaguren y Carlos Heredia. Producción: La Zona y Tele 5 (Madrid). Lugar: Teatro Gayarre. Fecha: Jueves 18 de junio. Público: 450 espectadores, media entrada.

Ya han llegau

Tiene su ironía que el tema vasco sea el leiv motiv de la producción que abre la  programación de verano del Gayarre tras las elecciones, después del meneo experimentado en los últimos días. El teatro contribuye a constatar que ya es una realidad esa repetida amenaza de ¡Que vienen los vascos! Podríamos continuar la broma al hilo de la oferta: en Sanfermines se hará evidente The hole –el agujero en el que han caído algunos–, luego será el momento de ver cómo responde El cavernícola que llevamos dentro (28 de agosto), comprobaremos que los pactos hacen extraños compañeros de cama (Una pareja cualquiera, 4 septiembre) y conoceremos el 12 septiembre a El ministro, sin duda una cara nueva. Un cambio Gigante (17 septiembre) y para chuparse los dedos, como las Auzoa Delikatessen que se cocinan en el hall del Gayarre este sábado y domingo próximos (27 y 28 junio).

Más apellidos vascos es una producción oportunista que aprovecha con inteligencia el reclamo generado por la película. Ni los personajes ni las situaciones están relacionadas con las de la pantalla, pero sí su esencia: buscar la comicidad de situación que provoca el choque entre vascos y resto del mundo, competición desigual que ganan los primeros, a juzgar por las carcajadas. En el fondo, ambos relatos van tramados con lo de siempre, una historia de amor, optimista y vital.

La pieza teatral son ocho esketches desiguales en comicidad y extensión, varios de ellos protagonizados por un ertzaina y una policía nacional, una liada que se antoja difícil. En este caso, es el chico quién tiene que superar el trago de convencer a los padres, sevillanos radicales, a la inversa de lo que sucedía en la peli. Hay fragmentos bastantes consistentes teatralmente. Otros están más inspirados en el monologuismo al uso o en la parodia televisiva “vayasemanitera”, pues la propuesta permite sacar a escena al lehendakari, al presidente del Gobierno y hasta a un catalán justificando el “proceso”, además de a un comando de kale borroka andaluza. Se nota la mano de Diego San José (co-guionista allí y co-autor aquí) en lo atinado de muchos diálogos y en la facilidad para encontrar el chiste escarbando en las esencias.

El montaje funciona bien porque están en escena cuatro intérpretes solventes. Leo Rivera, el ertzaina, se muestra como un gran actor de comedia, con facilidad para colocar el chiste. Carlos Heredia tiene momentos excelentes por su facilidad en imitar acentos regionales. Rebeca Valls luce más en papeles paródicos (traductora, entrenadora) que en su personaje de policía “estatal”, menos agradecido, y Cecilia Solaguren, la única con RH fetén del reparto, también ofrece recursos cómicos de categoría. Los cuatro, muy bien dirigidos, se mueven en escena y por el patio de butacas a un ritmo frenético, con constantes cambios de vestuario y personaje. La escenografía, una estructura metálica que da la impresión de ser un reciclado de un montaje anterior, ha sido convenientemente tuneada para simular distintos escenarios y facilitar la rápida sucesión de escenas. Proyecciones y efectos musicales evidencian el cuidado que se ha puesto en el montaje. Fue la primera actuación en territorio comanche, tras su estreno en Madrid, y el público respondió a carcajadas. Los que estaban y los que han llegau.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el domingo 21 de junio de 2015.