CRÍTICA TEATRO

UNA PAREJA CUALQUIERAAutor: Miguel Ángel Calvo Buttini y Alvaro Lión-Depetre Dirección: Miguel Ángel Calvo Buttini Intérpretes: Carmen Barrantes, Dani Muriel, Xabier Olza y Luis González Producción: Cronopia Films (Navarra) y Salto de Eje (Madrid) Escenografía: Tomás Muñoz Lugar: Casa de Cultura de Zizur Mayor Fecha: Viernes 29 de mayo. Público: 200 espectadores.

El lío eterno

Siendo la farsa un género que raramente funciona bien en el cine, no es extraño que un cineasta metido a empeños teatrales tenga la tentación de abordarlo y apueste por un planteamiento no verosímil cuando escribe su primer trabajo para las tablas. Ha sido el caso del tudelano Calvo Buttini, que decidió estirar una pieza de quince minutos estrenada con éxito en una velada de microteatro en Madrid hasta convertirla en una comedia con toques farsescos. En una aséptica habitación blanca, Ledicia habla a Quique, en posición yacente, hasta que finalmente éste le responde y ambos retoman lo que parece una discusión anterior. Pronto nos damos cuenta de que están recién llegados al cielo, a la espera de clasificación. En la siguiente escena, en la misma situación pero pasado un tiempo, empiezan a perder sus recuerdos. Tras este sugestivo planteamiento, lo que viene es una comedia al uso: el largo flash-back donde se cuenta el inicio de la relación, las desavenencias, los engaños y el desenlace final.

Una pareja cualquiera no tiene más ambición que esa: poner en escena situaciones reconocibles para el espectador, aprovechando lo que tienen de ridículas cuando se observan desde fuera y enternecedoras cuando las protagoniza uno mismo. El público entra rápido en el juego y ríe con los toques de humor que se ofrecen. El montaje ha entrado en varios circuitos nacionales, está girando por la Red de Teatros de Navarra y probablemente tendrá su hueco en la cartelera madrileña. Otro pequeño gran éxito de una compañía navarra que merece subrayarse.

Dramáticamente, la obra arrastra desequilibrios. Prácticamente lo sabemos todo de los personajes en los primeros diálogos y, por tanto, nada de lo que les sucede después los vuelve más interesantes o sorprende. La segunda escena, presentada de forma aislada, está de más, pues el olvido en el que van cayendo los enamorados no da sentido a lo que viene después, que es lo que sucedió antes. Varias escenas de la  peripecia sentimental están alargadas en exceso, o lo parecen porque carecen de complejidad emocional, a pesar de que ella es una ejecutiva y él un vivalavida, lo que podía haber dado mucho más juego dramático. El texto se tira enseguida hacia lo farsesco, a la búsqueda de una comicidad directa, puesto que las situaciones, tal y como se exponen, son irreales aunque divertidas. Los personajes muestran reacciones gratuitas en unos casos y disparatadas en otros: ni sabemos por qué tiran de pistola o tienen la pulsión de engañar, con el riesgo de que produzca en el espectador cierta indiferencia.

La obra gusta al público porque los dos protagonistas, populares por sus apariciones en teatro y televisión, se manejan muy bien en la comedia y atinan con el tono de sus vivaces diálogos. Dani Muriel explota todos los recursos cómicos que le brinda el suscinto dibujo de su personaje que le han trazado los autores y Carmen Barrantes muestra gran ductilidad, interpretando a distintas mujeres que pasan por la cama de Quique. El navarro Xabi Olza salva con su presencia escénica un personaje plano y Luis González logra momentos cómicos, pero debe cuidar la proyección de voz.

El espacio escénico creado por Tomás Muñoz es meritorio. Del aparente lienzo blanco que vemos al inicio surgen puertas y trampillas que, bien decoradas e iluminadas, permiten una sugerente variedad de escenarios: cielo, casa, oficina. Los cambios se hicieron rápido y no frenaron el vivaz ritmo marcado por el director.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el viernes 5 de junio de 2015.