Crítica de teatro de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Auzoa Delikatessen», en la ENT
CRÍTICA TEATRO
AUZOA DELIKATESSEN. Grupo: Auzoa (Pamplona). Autor: Textos de José Luis Alonso de Santos, Mario Benedetti, Jean Cocteau, Ignacio Aranguren, Juan Mayorga, Alberto Miralles, Jean Paul Sartre y William Shakespeare. Dirección: Ignacio Aranguren. Intérpretes: Sergio Albillo, Javier Chocarro, Patricia Gastón, Jorge Goñi y Rosa Nagore. Lugar: Escuela Navarra de Teatro. Fecha: Domingo 8 de mayo. Público: 200 espectadores.
Contundente banquete teatral
Auzoa Teatro estrenó el domingo su quinto montaje en diez años. Ha apostado por autores vivos (Quim Monzó, Ana Diosdado, Javier de Dios y Florian Zeller hasta el mix recién estrenado) y ha trabajado con cuatro directores de escena diferentes, como son Miguel Goikoetxandia, Laura Laiglesia, Ignacio Aranaz y, ahora, Ignacio Aranguren. Es evidente que estas opciones han llevado a sus miembros a un crecimiento sostenido y palpable como intérpretes, pues han optado por dramas muy exigentes actoralmente y han sabido exprimir y sacar lo mejor de quienes les dirigían, muy diferentes entre sí. Y por eso da gusto verlos ahora en escena, aquí o en cualquiera de los otros grupos con los que colaboran, pues todos son ilustres “pluriempleados” del sector no profesional navarro (están en Talo, El Bardo, Teatralis, la Escuela de Actores Butaca 78 y algún otro por ahí que sin duda me dejo).
Esta Delikatessen agavilla una excelente selección hecha por Ignacio Aranguren de relatos, obras cortas, poemas y fragmentos dramatizables que había ido recopilando a la espera de un elenco como el que ahora ha tenido en sus manos. Al conjunto le falta unidad, pues por un lado la “banda sonora” lo presenta como un homenaje al teatro y por otro varias piezas tienen relación con lo “alimenticio”, pero otras no. El sello Aranguren se nota en la duración, casi dos horas, inercia de su brillante etapa como director de teatro estudiantil, donde la medida del tiempo no contaba. El menú, por ser largo y estrecho, ni empacha ni empalaga, pero un plato más y nos lanzamos a por Almax. Este director siempre ha tenido un concepto del teatro como ceremonia y aquí lo acentúa: los actores entran por el patio de butacas, reparten el programa de mano (una “carta” excelentemente diseñada por Enixe), cada fragmento tiene su introducción y, como la liturgia de restaurante de postín, todo va coreografiado con cierta morosidad.
Se abre boca con un Cocteau desgarrador, La farsa del castillo, que contrasta con textos muy cómicos, como Higadicos fritos, de Alonso de Santos; o poéticos, muy bien emplatados. Creaciones como Menestra foral y Yo ya he cubierto un ciclo conducen al montaje de lo gastronómico a lo marcadamente político, con alusiones descaradas al momento preelectoral actual. La crítica se acentúa con el excelente Mayorga de Vocaciones frustradas. Un acierto recuperar éste y otros momentos del Alejandro y Ana de Animalario, la vitriólica crítica del desvarío del PP cuando Aznar casó a su niña. Sergio Albillo encarna al “poeta” al que zarandea en pleno sarao el ministro Michavila, expuesto en toda su capullez por Javier Chocarro. Patricia Gastón imparte Justicia en el mismo tono y, por su parte, Rosa Nagore y Jorge Goñi ofrecen sus mejores interpretaciones en el registro dramático. Todos los intérpretes disfrutaron de mutis aplaudidos de un público entusiasta.
El vestuario es tan de diseño como los platos y está inteligentemente aderezado atendiendo a la peculiaridad de cada servicio. El gran descubrimiento, sin duda, es la elegancia del pianista Javier Urtasun para dar ambiente al cenorrio y la cantante María Laiglesia, que aportó poderío, sentimiento y pasión. Actuaron a modo de sumilleres para realzar con sus descorches un menú teatral antológico.
POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el jueves 14 de mayo de 2015.
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