La compañía vasca de teatro de calle Trapu Zaharra (Trapos viejos, en castellano) cumple 25 años de vida, que festeja con la publicación de un libro donde se analiza su trayectoria. Trapu zaharra. 25 años está editado por Artezblai en colaboración con el Encuentro Internacional de Artistas Callejeros de Aguilar de Campoo y Caja Duero.

El grupo nació con la intención de hacer un humor loco, inteligente y desconcertante y han terminado siendo el referente del teatro de calle en el País Vasco. En este tiempo, han estrenado 25 montajes y han pasado varios actores diferentes por sus propuestas, siempre para un máximo de 5 intérpretes. El grupo nació en Lekeitio (Vizcaya) de la mano de los actores Santi Ugalde y Txema Ocio, que habían coincidido en la formación alavesa llamada Bekereke. «Txema venía de un grupo italiano y yo de objetar en la mili», asegura Santi Ugalde, uno de sus cofundadores. «Aunque no lo teníamos muy claro, nos juntamos con la intención de hacer clown, que era lo que más nos gustaba por aquel entonces». El debú fue con Kraka, inspirado en el cine mudo.

«Nuestra idea era levantar los espectáculos para teatros, y la realidad luego fue que los escenarios se montaban en los frontones y en las plazas. Teníamos que competir con los cabezudos, con las txalapartas y con las fanfarrias y siempre perdíamos», explica Ugalde. «Por necesidad poco a poco tuvimos que adaptarnos a ese escenario natural que era la calle y planeamos otro tipo de historias que se adaptaban mejor a ese medio», añade. Con el trabajo del verano financiaban espectáculos de sala.

«En aquel entonces había mucha potencia en el ambiente. Las asociaciones de vecinos se acababan de constituir con la democracia y había muchas ganas de construir porque no había casi nada hecho a nivel cultural en este país. Había un chorro de energía inmenso», recuerda el actor. «Ahora ese chorro se ha domesticado, se ha estandarizado, se ha cuadriculado en subvenciones, programaciones, fechas… Antes éramos más salvajes», resalta. «Hoy todo cuesta mucho más. Antes éramos muy artesanales, rozábamos casi el ser hippies. Ahora queremos ser muy profesionales, ser un oficio más y se ha perdido la naturalidad», señalan.

Entre sus éxitos destaca el trabajo a bordo de una destartalada caravana en El pisito, destrozando coches, literalmente, en La avería, o paseándose por las calles de forma inquietante con Locos, entre otras propuestas no menos arriesgadas.

La televisión ha popularizado el trabajo teatral de sus actores. Santi Ugalde ha pasado también por televisión. Sus papeles en el programa Vaya semanita de ETB le hicieron más célebre aún. Pero lo que a él de verdad le emociona es el teatro. Sobre todo el de calle. «El teatro de calle tiene muchas dificultades, y es duro, pero para mí es la manera más directa de comunicarse. Es más fuerte, más potente», resalta.