Crítica de teatro de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Pulgarcito (Un cuento con mucha miga)», de Teatro Paraíso, en Mutilva
CRÍTICA TEATRO
PULGARCITO (UN CUENTO CON MUCHA MIGA). Compañía: Teatro Paraíso (Álava). Dirección y dramaturgia: Iñaki Rikarte. Intérpretes: Tomás Fernández Alonso y Ramón Monje. Escenografía y vestuario: Ikerne Giménez. Lugar: Casa de Cultura del Valle de Aranguren, en Mutilva. Fecha: Domingo 20 de diciembre. Público: Ochenta espectadores.
Abandonos
Este Pulgarcito (Erpurutxo, en su versión en euskera) ha logrado los premios Festival Internacional de Almagro y Certamen Internacional Barroco Infantil y no extraña porque es espléndido, tanto por su original planteamiento como por los interrogantes que despierta en el público menudo y, sin dudarlo, en sus acompañantes adultos. La escena tiene lugar en la triste habitación de un viejete con síntomas evidentes de estar perdiendo la cabeza. Su hijo, cuarentón, trata de cambiarle el pijama que se ha manchado durante la cena y llevarlo a la cama mientras termina de hacer su maleta, porque al día siguiente lo dejará en una residencia de ancianos. Claro que sin poder reprimir del todo su mala conciencia. Fascinante inversión del cuento tradicional: si en el relato eran unos pobres leñadores quienes dejaban en el bosque a sus hijos a merced de ogros y lobos, por no poder atenderlos, en nuestra sociedad son los vástagos quienes “abandonan” a sus padres.
El abuelo, torpe y un poco ido, pendiente solo de esconder entre sus ropas y en la cama trozos de pan para escapar de la dieta forzada, parece despertar cuando el hijo le empieza a contar el cuento, cuyo argumento recuerda bien. Sin darnos cuenta, los dos actores empiezan a mutar su personalidad y frente al público dan vida a los diferentes personajes del relato: el diminuto protagonista, sus padres y hermanos, el ogro, la esposa del monstruo… La escenografía adquiere entonces una nueva dimensión: las puertas del armario serán las de la casa del ogro comeniños, las ropas se convierten en las piedrecitas para encontrar el camino de vuelta, los calcetines de la maleta son los hermanitos… Teatro Paraíso ofrece el cuento infantil sin suavizar sus crueles aristas y no cae en la tentación de cerrar la obra con un final complaciente, porque el destino del anciano está sellado en la última escena, pero logra introducir las dosis justas de ternura y humor en una brillante lección de teatro. Es un espectáculo muy complejo de apariencia sencilla, que niños y mayores siguen sin pestañear. Son excelentes las interpretaciones de los dos dúctiles actores, bien arropados por constantes subrayados musicales, efectos de luz muy cuidados y una escenografía y vestuario basados en tonos sepias y verdosos que crean la atmósfera necesaria para una escucha atenta. Muy recomendable.
POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el jueves 24 de diciembre de 2015.
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