CRÍTICA TEATRO

MELLIZOS: POR HUMOR AL ARTE. Intérpretes: Bertín Osborne y Paco Arévalo. Música en directo: Alex Fernández. Lugar: Baluarte. Fecha: Viernes 10 de julio. Público: Casi lleno, cerca de 1.000 espectadores.

Dos gamberros sin complejos

Teatro y Sanfermines siempre han ido de la mano durante el siglo XX. Ocurre igual en todas las fiestas patronales en capitales, aunque aquí la cartelera nunca ha tenido la pujanza de San Sebastián o Bilbao, auténticas plazas fuertes, porque ni nosotros disfrutábamos de su riqueza en escenarios y públicos ni ellos de unas fiestas como las nuestras, y en algo se tenía que entretener el paisanaje. Como en Pamplona siempre convertimos en tradicional toda repetición, parecía consustancial al programa la presencia de comediantes como López Somoza, Paco Martínez Soria luego y, finalmente, nuestro Pedro Osinaga. Es conocido que muchos pamploneses sólo iban al teatro una vez al año, porque formaba tan parte del rito festivo como una noche en las barracas, la verbena o cenar fuera de casa. Una excepción feliz.

Con el nuevo siglo, la pujanza de la oferta callejera y que mucho del público potencial prefería vivir las fiestas en Comarruga o Salou, el teatro en Sanfermines entró en una marcada decadencia y daba la impresión de que podía terminar desapareciendo,  como cayeron del programa los conciertos de clásica de la Coral de Cámara, el bombero torero el 15, las fiestas camperas matinales en la plaza de toros o las verbenas de los clubes privados. Afortunadamente, el Gayarre ha dado en los últimos años un giro feliz con propuestas ambiciosas de dos semanas en cartel (La Cubana y el cabaré The Hole) y Baluarte ha acogido el “producto” tradicional que se consumía en estas fechas. Bertín Osborne y Paco Arévalo debutaron con el patio de butacas lleno. La crisis parece superada. El público está ahí y sólo había que motivarlo.

Hace 30 años Bertín estaría en Larraina y Arévalo en el Teatro Chino de Manolita Chen con la trouppe de cómicos del Un, dos, tres, que es como logró sobrevivir aquella barraca con lentejuelas ajadas en sus últimos años. Ahora suben a escena juntos con Mellizos, un producto bastante atípico que mezcla tiradas de chistes atinados, una parodia del Tenorio, media docena de canciones y duetos muy bien interpretados (New York, El rey, Buenas noches señora) y una serie de  monólogos políticamente incorrectos, porque sacuden sin complejos al personal que desfila por Sálvame o Supervivientes, cuentan chistes “de mariquitas” y arrean a los políticos, a Pujol y el PP principalmente.

Son ambos unos cachondos sin complejos que contagian al público desde el minuto uno y no tienen reparo en contar con pelos y señales cómo reservaron un teatro  antes de tener una mínima idea de qué hacer en el escenario, salvo que podían funcionar como Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito, y cómo debutaron con apenas un par de ensayos y a base de improvisaciones. Cinco años después, han actuado ante medio millón de personas en 400 representaciones. Arévalo, mucho más actor, tira de oficio y brilla en sus monólogos cómicos; Bertín aprovecha su veta de solvente showman televisivo (Lluvia de estrellas, El Gran Prix). Son el puntico y la i, que diría mi madre. Durante las casi dos horas de show, estrujan ese contraste tan atípico que mezcla sorprendentemente bien: un señorito andaluz simpático y vividor y un bregado cuentachistes de la vieja escuela que se ganó sus primeros garbanzos como novillero. Su público disfrutó a rabiar. Estarán en Tudela sábado 25 y el domingo 26 de julio y seguro que vuelven a llenar.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el lunes 13 de julio de 2015.