Crítica de teatro de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Grease. Tu musical», por la Escuela de Actores Butaca 78 en la Casa de Cultura de Burlada
CRÍTICA TEATRO
GREASE. TU MUSICAL. Compañía: Compañía Joven de Butaca 78 (Burlada) Adaptación y dirección: Laura Laiglesia e Ignacio Leache Intérpretes: Íñigo Guerriko, Ignacio Leache, Xabier Martínez, Xabier Lizarraga, Jaime Remírez de Ganuza, Ainhoa Martín, Anne Idareta, María Admiraal, Paula Romero, María Monreal, Mónica Isaacs, Eneko Asiáin, Aitor Olabarrieta, Jennifer Valero, Joseba Ceberio, Inés San Martín, Inma Nagore y Ramón Elizondo Bailarines: Patricia Barbarin, Sara Baigorri, Maialen Urriza, Nerea Díez, Nerea Dean, Amaia Gastón, Álvaro Smith y Pablo Reclusa Voz: Ana Watson Coreografías: Elisa Asin y Jennifer Valero Diseño de vestuario: Guiomar Leache Escenografía: María Gastón, María Iturralde e Iñaki Villanueva Lugar: Casa de Cultura de Burlada Fecha: Viernes 12 de junio Público: 400 espectadores.
Brillante brillantina
“Es la historia de un chico y una chica que se enamoran, luego discuten, vuelven, cortan, se reconcilian como unas ocho veces y al final acaban juntos”. El colmo de la originalidad, pensé cuando me contó de qué iba aquello el primero de mis amigos que la vio en el cine y que ahora es actor. “Es la resurrección de Hollywood”, la definió otro, hoy cineasta, hace 37 años, cuando salíamos del cine, sorprendido de que me hubiera dejado indiferente. Sería cosa de la pre-adolescencia, que en mi época existía. Aquello tenía su gracia: una obra teatral ambientada en finales de la década de 1950 que se lleva al cine y revienta la taquilla. Cueros, pantalones ajustados, tupés y brillantinas casposillos que se pusieron a la última. Tardé en aclarar mi cacao mental, pero lo cierto es que habré visto Grease como unas cien veces, porque siempre que te la encuentras en la tele zapeando te quedas enganchado. Es adictiva. Será la música, serán los bailes, el magnetismo de los protagonistas, su humor y, sobre todo, ese recordatorio de los años de instituto (el auténtico paraíso perdido) y el mensaje vitalista sobre la amistad. La película es un clásico.
Verla sobre el escenario, por todo esto que escribo, es un gustazo. Y, además, con chavales en “edad” para interpretar el papel, porque Travolta tenía 25 años y Newton-John 30 cuando simulaban estudiar el preu. Un acierto de Butaca 78 montarlo con su nutrido grupo de jóvenes que, tan sobrehormonados como los personajes a los que dan vida, vuelcan entusiasmo y una aparente espontaneidad en una interpretación que de inmediato desborda el escenario y atrapa. Llenaron en su estreno en mayo y casi lo logran en su segundo pase.
Todas las coreografías, excelentes, las clavan. Bailan muy bien y hay voces solistas estupendas. Los 26 intérpretes, que se mueven por el escenario con una soltura impropia para su edad, logran dar personalidad e interés a cada personaje, por pequeño que sea, exprimen todo el humor de situación y lucen en las escenas de conjunto. Muchos llevan no menos de cinco años haciendo teatro y se nota “escuela”. Podría destacarlos a todos, pero no hay espacio, aunque tomo nota de Ignacio Leache, que lidera en escena a sus T-Birds y logra una ovación con una réplica; a Ainhoa Martín como la ingenua Frenchy, la dureza aparente de María Monreal en su comprometido papel de Rizzo y a Aitor Olabarrieta, brillante haciendo del “nerd” Eugeen, siempre metido en el personaje hasta cuando colabora en la retirada de escenografía. Un trabajo solidario que arropan tres veteranos actores de esos que se apuntan a todos los bombardeos y que logran dar todavía más verdad e interés al montaje: Inés San Martín, Inma Nagore y Ramón Elizondo.
Es la mejor adaptación que ha hecho hasta la fecha Laura Laiglesia, evitando reproducir cada escena del cine en el escenario, resolviendo en off la carrera de coches y cambiando de situación algunos pasajes para dar continuidad a la trama. Aprovechar el programa de radio de Vince Fontaine mientras se mueve la escenografía es un recurso sencillo e ingenioso y el público agradece la excelente banda sonora, así como el colorista y atinado vestuario. Mucho trabajo para esos 110 minutos de gran espectáculo que el público reconoció con ovaciones continuadas.
POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el martes 16 de junio de 2015.
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