Los presupuestos de cultura de los principales municipios de Navarra han sufrido una caída en su conjunto de casi un 40% desde 2008, año en que empezó a sentirse la crisis económica. Sin embargo, el peso porcentual de la cultura respecto del presupuesto municipal se ha mantenido a lo largo de estos cinco años difíciles, contribuyendo a que aumenten tanto las actividades de artes escénicas programadas como el público asistente.

Este aparentemente contradictorio incremento, que está relacionado con realidades como la contención de los cachés de los artistas y el hecho de que la mayoría de ellos, a raíz de esta crisis, son contratados a taquilla, es una de las tendencias que se desprenden de un informe impulsado por la Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Navarra (APGCNA), del cual se dio a conocer un avance ayer, en el marco de los encuentros Tiempos difíciles: Buenas prácticas en gestión cultural, celebrados en la Casa de Cultura de Villava. El estudio, elaborado por el gestor cultural Víctor Iriarte, es resultado de un análisis de 20 municipios navarros «muy activos en programación cultural». Conocer la evolución de las programaciones, que se han analizado en conjunto, y evaluar el impacto que ha tenido en estos cinco años la crisis económica en la actividad cultural municipal para, desde ahí, mejorar y sensibilizar para evitar nuevos recortes en el sector, son los objetivos de este estudio, que no fija datos absolutos ni maximalismos, sino que apunta tendencias para, a partir de ellas, reflexionar.

Los veinte municipios analizados han sufrido desde 2008 un descenso de sus presupuestos municipales de un 35,69% -pasando en conjunto de 253 millones de euros a 162 millones de euros en 2012-, y una caída en sus presupuestos municipales de cultura del 39,77% en ese periodo -de 12,6 millones a 7,6-. Sin embargo, el peso porcentual de la cultura respecto del presupuesto municipal se ha mantenido, siendo de un 4,64% en 2008 y de un 4,81% en 2012. Víctor Iriarte destacó el «esfuerzo» de estos consistorios, que en el periodo analizado han tendido a reforzar los contenidos, esto es, la programación, frente a otros gastos como mantenimiento y servicios, subvenciones, personal, difusión, etc.

El número de actividades de artes escénicas programadas ha aumentado un 32,96% entre 2008 y 2012, y en esta tendencia ha crecido un 43,87% la actividad programada en espacios escénicos por otros agentes al margen del área de Cultura (incluidos agentes privados). El incremento de representaciones escénicas a pesar del descenso presupuestario lo relaciona el informe con «la subvención ex novo de la Red de Teatros, la contención de los cachés, el crecimiento de nuevas fórmulas de contratación (a taquilla, a porcentaje de taquilla o fórmulas mixtas como caché mínimo más taquilla) y la puesta en valor de la actividad generada en la propia localidad, que al no tener carácter profesional implica una menor inversión en contratación».

Las políticas de precios, el reto de interrelacionar cultura y educación desde las escuelas para crear nuevos públicos y, sobre todo, la necesidad de concienciar a la sociedad de que la cultura es un bien básico, un servicio con un valor social para la ciudadanía, y que no es gratis, fueron algunas de las preocupaciones que debatieron ayer los gestores culturales. «Es bueno que la gente sepa que paga 6 euros de entrada para ver un espectáculo cuyo coste corresponde a un promedio de 20 euros por espectador, así que el conjunto de las administraciones da una subvención de 14 euros a cada espectador asistente», defendían algunos. Otros opinaban que si la cultura se reduce a cuestiones absolutamente economicistas, se está tirando piedras contra su propio tejado. En cualquier caso, en lo que sí coinciden los gestores es en la necesidad de luchar contra la cultura de lo gratis y de lograr que el sector sea sostenible, más que ecónomicamente rentable.