La catedral de Pamplona volverá a ser escenario este miércoles de la interpretación del Miserere de Hilarión Eslava, una obra que se representó en ese templo desde el principio de la década de 1970 hasta mediados de la de 1990. Ahora, la Federación de Coros de Navarra se ha lanzado al rescate y, tras estrenarla el pasado domingo en el Auditorio de Zaragoza (lleno absoluto, más de 2.000 personas), se presenta a los pamploneses la exquisita y erudita versión del director Jesús Echeverría, quien acompañado por José Antonio Huarte, director del coro, y Carlos Gorricho, presidente de la Federación de Coros de Navarra, apunta las claves de este proyecto musical. La cita será a las 20.00 horas (previa recogida de invitación desde las 19.00 horas, hasta completar aforo).

Elenco. La obra de Eslava será interpretada por el coro de la Federación de Coros de Navarra (130 voces), la Orquesta Sinfónica Goya y los solistas Thomas Bettinger (tenor), David Ortega (bajo), Andrea Jiménez (soprano), Noemí Irisarri (soprano) y Hugo Bolívar (contratenor). Jesús Echeverría dirige a la orquesta mientras que José Antonio Huarte hace lo propio con el coro.

Según apunta Carlos Gorricho, “la Federación, lo que ha pretendido, como primer objetivo, es recuperar una tradición, un intangible de los músicos de antes que se dejó de hacer, no se sabe por qué. Eso sí, hay que destacar el trabajo ímprobo de Jesús Echeverría, ya que el material que había era infame para poder hacer una edición crítica, que esperemos que se publique a finales de este año, así como la grabación audiovisual que se realizó el domingo en el concierto de Zaragoza. El segundo objetivo es poner en valor a los músicos navarros actuales, que no están trabajando de una forma digna en su tierra; de hecho, se les reconoce más fuera que aquí, como es el caso de Jesús Echeverría, que ha estado casi 15 años sin dirigir en su ciudad, o el de las dos solistas. Y, en tercer lugar, el hecho de que la gente de los coros que se ha sumado a este proyecto aprende muchísimo, tanto con José Antonio como con Jesús, y luego puede trasladar esas enseñanzas a sus coros”.

La versión que ha elaborado Jesús Echeverría intenta reproducir mediante un laborioso trabajo de investigación la composición original de Eslava. “Esta obra se lleva interpretando en Sevilla desde 1837, lo que sucede es que esa versión que se viene haciendo en la capital andaluza ha cogido muchísimos vicios, tanto por problemas de estructura como de orquestación. Por ejemplo, había años en los que no se podía contar con un instrumento y se sustituía por otro, y ese se quedó para siempre. Por eso, lo que hemos intentado hacer aquí es coger el original y trasladarlo a una partitura absolutamente fidedigna para hacer esta versión tal y como en su día la pensó Eslava. El trabajo ha sido difícil porque no contamos con un manuscrito del propio Eslava, ya que la partitura original, que está en Sevilla, ha tenido tantos directores por encima que ya no se sabe qué es original de Eslava. La que nos queda aquí, en la catedral de Pamplona, creo que es de un copista, y éste pudo cometer errores o incluso poner algo de su creación, así que, para elaborar la nuestra, también hemos utilizado la que se encuentra en la Biblioteca Nacional, que yo diría que es anterior a la de Pamplona y está limpia, y una versión de piano de 1835. Con estos tres materiales he ido organizando y eligiendo el material que conforma la partitura que presentamos”.

Por otra parte, José Antonio Huarte resalta tanto la importancia de la obra como la talla de su autor. “El Miserere de Eslava es una gran obra, con influencias italianas, algo normal en aquella época. Al margen de esto, sus problemas radican en que tiene pasajes difíciles de cantar y otros son difíciles en afinación e incluso de dirección… Pero, una vez que se estrenó en Sevilla, tal fue su éxito que muchas catedrales pidieron ese Miserere para poder interpretarlo en sus respectivas seos”. A este respecto, Echeverría recalca que la fama de esta obra “vino dada porque Sevilla, en Semana Santa, es un hervidero de gente, lo que primero le propició una fama regional que luego se trasladó al resto de España a través de la Iglesia, no tanto por la parte civil. Lo curioso es que, con el paso de los años, el propio Eslava quiso quitar este Miserere porque no era muy acorde con la música que requiere la Semana Santa, más triste, y para la que incluso se prohibía que hubiera órgano o instrumentos, solo debía interpretarse a capella. Y la obra de Eslava es, en cierto modo, banal, en cuanto a la sensación operística que tiene… Pero no pudo conseguirlo porque se había instalado ya como un acto social en Sevilla”.

Al margen de ese cariz tradicional, la obra destaca por su innegable calidad, aunque también tuvo sus enemigos. “Se trata de una pieza extemporal, no pertenece al lugar para el que fue creada, en el sentido de que fue creada para Semana Santa y lo que suena no es a Semana Santa. El culpable de que se denostara fue Felipe Pedrell, quien habló muy mal de la obra de Eslava en general y del Miserere en particular, ya que, para él, desmerecía con su influencia italiana la música eclesiástica española. Pero yo tengo que decir que la música es bellísima, las melodías son líricas, con una belleza extraordinaria, y también tiene dolor, tristeza y profundidad; de hecho, la obra está compuesta en modo menor y solo dos o tres números en mayor. En nuestra versión, además, he intentado evitar esa sensación trivial o frívola de la ópera, traduciéndose en una música amable pero sin exagerar, con lo que se consigue una obra dramática, que es lo que requiere. Por otra parte, aunque en su día las voces femeninas las hacían niños, puesto que la mujer tenía prohibido participar, nosotros hemos optado por recuperar las dos voces femeninas solistas, bajo la premisa ya mencionada de intentar dar salida a los nuevos valores navarros”, explica Echeverría.

El coro lleva trabajando en el Miserere desde octubre de 2014, unos ensayos regulares a los que posteriormente se ha añadido, lógicamente, el trabajo junto a la orquesta. Precisamente, Echeverría, además del coro, con el que ya había trabajado, ha destacado el trabajo de la Orquesta Sinfónica Goya, radicada en Zaragoza, “una formación muy joven que se ha adaptado a mi forma de ver esta obra, evolucionando en su sonoridad y color de una forma magnífica”.

CHARLA. Hoy martes, como introducción al concierto de mañana, Jesús Echeverría, José Antonio Huarte y Aurelio Sagaseta ofrecerán, a las 19.00 horas en el Nuevo Casino Principal de Pamplona, la charla Hilarión Eslava y su Miserere. Una actividad complementaria que busca establecer de nuevo el Miserere de Eslava como un acto tradicional de la Semana Santa pamplonesa. “Este año ha colaborado el Ayuntamiento, en parte, en la consecución del concierto de mañana. Para que esto se mantenga en los próximos años será necesaria de nuevo su implicación”, apunta Carlos Gorricho. “Esperemos que en el futuro, tanto el Gobierno de Navarra como el Ayuntamiento de Pamplona apoyen la edición crítica de esta partitura que está ya prácticamente terminada a falta de algunas correcciones puntuales”, finaliza Jesús Echeverría.

Hilarión Eslava. Nacido en Burlada el 21 de octubre de 1807, murió en Madrid el 23 de julio de 1878. Compositor y musicólogo, fue niño del coro y vilolinista de la catedral de Pamplona. En 1828 logra el cargo maestro de capilla de la catedral de Burgos, para posteriormente trasladarse a Sevilla, donde se ordena sacerdote y ejerce como maestro de la Real Capilla. En 1844 viaja a Madrid, también como maestro de la Capilla Real de Madrid. En 1854 es nombrado profesor de composición del Conservatorio de Madrid, centro que, once años después, pasaría a dirigir. Entre sus obras se encuentran tres óperas (Il solitario, Las treguas de Tolemaida y Pietro il Crudele) además varias piezas sinfónicas y 140 composiciones religiosas.