Crítica de Teobaldos de «Flash», de Dantzaz Kompainia de San Sebastián, en el Gayarre
FLASH. Compañía: Dantzaz Kompainia. Directora artística: Adriana Pous. Programa: Things I Told Nobody, con coreografía de Itzik Galili y mùsica de Haendel, Vivaldi, Mozart y Saite; Few Brief Sequences, de Jacek Przybylowicz / Marín Marais; Flash Deluxe, coreografiada por Itzik Galili / Percossa, Paxkal Indo. Lugar: Teatro Gayarre. Fecha: 24 de mayo de 2014. Público: Lleno el patio de butacas y parte del palco.
Orden, sensualidad y belleza
Es fácil acomodar la mirada, desde el primer momento, en el espléndido cuerpo de baile de esta compañía. Aquí no hay trampas de evoluciones cuasi-improvisadas, movimientos al azar, o vacíos existenciales. Se impone la disciplina, el implacable mandato de la música, la bien estudiada y expresiva coreografía. La compenetración del conjunto es de solidez profesional -y eso que sus miembros rotan mucho-; el vínculo directo con el sonido nunca se pierde: en unas ocasiones es la música la que pule los potentes físicos de los bailarines; en otras, es la coreografía esculpida en los cuerpos, la que potencia la música. El resultado: una transparente belleza, siempre sostenida a base de la tensión entre la simetría y su ruptura, entre la extensión del músculo y su reposo, entre la relación del cuerpo a cuerpo y su liberación. Un neoclasicismo de rotunda ejecución, al que la estética-estilística de este grupo quita almidón; con citas eminentemente clásicas -que de todo hay- y que deviene en fragor rítmico -entre ancestral y discotequero- en la percutida coreografía final.
Things I Told Nobody va incorporando a los bailarines a la escena a través de la luz. Es un hallazgo, porque desde el comienzo tenue, hasta el destello brillante, todo ayuda a la creciente dinámica de la obra. Hay un paso a dos de estupenda factura. Y una concepción especular de la coreografía con el adagio del piano de Mozart de estricto seguimiento. La música, sólida, pero más desnuda de Satie, la ocupa un solo de bailarina de indudable vuelo.
Few Brief Sequences son episodios amorosos ilustrados por el más amoroso de los instrumentos: la viola de gamba. Los cuerpos se someten a las variaciones que de la música de Marin Marais hace Jordi Savall. Esas variaciones en el íntimo instrumento son las mismas que los estados de ánimo de los bailarines y sus relaciones: comienzo de indudable ternura que entra desde el patio de butacas; sensualidad a raudales entre las parejas, sean del sexo que sean, algún amago de violencia, y lecho de plumas para la volatilidad de algunas relaciones. Quizás, aquí, la música, a veces, sea más incisiva, en el agresivo rasgueo de alguna variación, que la coreografía.
Flash Deluxe es una coreografía de indudable éxito para esta compañía. La gran virtud esta en la alta tensión que siempre se mantiene a través de un ostinato o movimiento perpetuo que, surgiendo de la percusión, lleva a los bailarines al extremo de sus posibilidades físicas. No hay descanso. El espectador se sumerge en esa vorágine y esta expectante para que nada se descuadre. Porque, como ocurre en los pasajes del virtuosismo en los conciertos, en los que una sola nota desquiciaría el resultado; del mismo modo aquí, un movimiento en falso de la coreografía rápida, cuadrada hasta el mínimo acento, con algún paso no exento de riesgo, y en un fluir torrencial, nos sacaría a todos del éxtasis rítmico. Abrumadores y muy merecidos aplausos.
Por Teobaldos, publicado el martes 27 de mayo en Diario de Noticias.
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