Crítica de Because we love, de Fueradeleje Danza, en el Festival Cádiz en Danza.

En Diario Bahía de Cádiz: http://www.diariobahiadecadiz.com/detalle-noticia-23621

12/06/2013. Francisco Mesa

FICHA DEL ESPECTÁCULO: XII Festival de Cádiz en Danza. ‘Because we love’. Fueradeleje, compañía de danza. Dirección y coreografía: Marta Coronado y Benjamin Boar. Intérpretes: Penélope Pardos, Cristina Goñi, Itsaso Etxepeteleku, Virginia Oroz e Iñaki Fortún. Música: Erik Satie (Gymnopédie nº 2). Ravel, Cuarteto en Fa mayor / Sonata para violín y chelo / Trío para piano / Trois Poemes de Mallarme). Debussy ( Les dernières mélodies / Le promenoir des deux amants / Cuatro piezas para piano). Gustav Mahler (Das Lied Von Der Erde III. Von Der Jugend). Lugar y día: Sala Central Lechera de Cádiz, 9 de junio. Asistencia: un cuarto de entrada.

CRÍTICA. Fueradeleje lleva cinco años en funcionamiento, desde que unieron artísticamente para formar esta compañía navarra, y ya cuentan con cuatro producciones en su haber. Tuvimos ocasión de asistir a su última producción ‘Because we love’ en la sala gaditana Central Lechera, el pasado 9 de junio. Fueradeleje demostró que es una compañía experta, que interpretó una obra sólida y homogénea, sin fisuras ni amalgamas.

La obra está inspirada en el libro ‘El dolor’ de Margueritte Duras: Tras la retirada de las tropas alemanas de París en 1945, una mujer, que ha sido amante de un oficial de la Gestapo alemana, espera la vuelta de su marido, prisionero en un campo de concentración, con la duda de si todavía vive. Vive ahora con la soledad y amargura a cuestas, en el límite de la locura.

Se trata pues de un relato duro, de aristas agudas, que sintetiza la soledad y pesimismo de la mujer, con un toque de exasperante claustrofobia. Conscientemente, los coreógrafos manejan el claroscuro ambiental, la desnudez del escenario y el ritmo lento y pausado, que prolonga la duración hasta los 75 minutos, junto con los contrastes entre escenas de calma en tensión y las de danza plenas de compulsión y explosión violenta y sin control, para potenciar la angustia y el dolor que transmiten los protagonistas. En ese sentido, ‘Because we love’ es una obra terrenal y vital, en tanto que la vida es vida porque hay dolor.

La música seleccionada trata de ambientar la obra en el París de 1945, incluso con grabaciones en registros fonográficos de la época. La música marca las diferentes secuencias. Satie, Debussy, Mahler y Ravel, aunque la danza se desarrolla también en silencio. El silencio es la ausencia de todo accesorio, para desnudar, percibir y vivir el dolor. En silencio se articulan algunos números, incluso de danza en grupo. En silencio se desarrollan las escenas grupales más impactantes, agrupados los protagonistas, incluso apiñados, con pequeños movimientos gestuales y posturales, algunos casi imperceptibles. En silencio, también el jadeo y el sonido de la respiración  marcan el ritmo de esta obra, donde todos los recursos tienen sentido coreográfico.

La extensa coreografía se abre a todo tipo de pasos. Si los individuales tienen el color y sello de cada intérprete, en los pasos a dos se percibe el dominio de la técnica y coordinación de los bailarines, mientras que los movimientos corales dan un poco de color al ambiente y algo de respiro a los espectadores. Es una coreografía de mucho trabajo en suelo, como si la narración observada de frente se proyectase sobre un plano horizontal. Una cor ografía con el suelo como referencia y con ocasionales excursiones verticales y en altura. Es una obra extrañamente fuerte, por la fuerza de los protagonistas y la fiereza que muestran en sus miradas. Significativamente, reciben al público mirándole fijamente hasta que se inicia el espectáculo, y dirigen continuamente la mirada al público en muchos de sus números. A través de la mirada, público y artistas se ven mutuamente por la transmutación continua de las fronteras entre la realidad y la ficción. De ahí, la dura escena del enclaustramiento con un muro en el límite de los espectadores y la represión simbolizada con la soltura imposible de cabellera vuelta, que protagoniza Penélope con energía y furor en los ojos tales que se come al público.

Mejor suerte debieron merecer en la noche del domingo, que les deparó escasa participación de público en la Central Lechera. No obstante, tuvo la compañía el detalle de invitarnos a probar el excelente vino y queso de la tierra navarra. Invitación que aceptaron los asistentes y que nos dio la oportunidad de hablar con los artistas, amigablemente expansivos a pesar del cansancio por el duro trabajo desarrollado.