Ángel Ruiz, cantante y actor de cine y televisión, actúa hoy en el Festival Teatro Gayarre: Otras miradas, otras escenas, en la obra El Proyecto Youkali, escrita y dirigida por Miguel del Arco. Diario de Noticias le ha entrevistado y extracto sus respuestas:

«Con Miguel del Arco?he trabajado en muchas ocasiones y cuando le surgió este montaje, que inicialmente fue una petición de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en Madrid (CEAR), me llamó y me dijo que aunque mi personaje no tenía mucho texto, era el bombón de la función».

«La obra tiene cuatro personajes centrales, que son cuatro refugiados, y todas sus historias se basan en casos reales. En mí recae la parte más emocional del espectáculo porque al principio y al final canto el tema Youkali, de Kurt Weill. Mi personaje es un refugiado que apenas habla, pero tiene mucha presencia y una gran carga simbólica, porque es un palestino que canta este tema escrito por Weill, un judío, cuando se tuvo que exiliar en París. En ese sentido, Miguel ha estado muy acertado porque, aparte de introducir esta canción que habla de utopías y lugares imposibles, la pone en boca de un palestino, alguien que pertenece a un pueblo que hoy está oprimido por quienes eran perseguidos en los años en que se gestó la letra. Es impresionante ver cómo el ser humano es capaz de olvidar el dolor de otras épocas y, aun más, de repetir los mismo comportamientos que en su día le dañaron.

«La función tiene tres actos no delimitados, pero sí que se ve cómo entre acto y acto pasa un año y cómo se va degradando esa especie de actitud inicial que al principio nos hace sentir bien como seres humanos, pero que, en el fondo, es una pura mentira, porque las personas de las que habla ese programa de televisión siguen teniendo los mismos problemas».

«Miguel (del Arco) pone el dedo en la llaga, diciendo ‘cuidado, no nos olvidemos de los refugiados porque nosotros podemos serlo el día de mañana y no nos gustaría que nos tratasen de esa manera».

«El teatro siempre ha sido el espejo de la humanidad; un espejo que debe contar todo aquello que nos atañe muy directamente para que veamos el reflejo y eso nos permita crecer y evolucionar, dándonos cuenta de lo que hacemos mal. El teatro siempre ha sido eso y no va a morir nunca, es inherente al ser humano».

«Es una función necesaria. Tiene compromiso y contenido».