El escenario del Teatro Gayarre va a acoger, hoy lunes 24 de noviembre (8 tarde, con entrada libre), la tercera entrega del ciclo Pequeñas Obras de Grandes Autores con la puesta en escena de cinco piezas breves del Premio Nobel británico Harold Pinter publicadas con el título SKETCHES DE REVISTA. Ana Maestrojuán dirige este montaje que interpretan los actores Virginia Cervera, Xabi López, Carol Verano y Pablo del Mundillo. Como es habitual, antes de que se levante el telón un especialista teatral correrá a cargo de la conferencia de presentación del espectáculo que, en esta ocasión correrá a cargo del crítico, autor y director teatral Víctor Iriarte.

Sketches de revista es un conjunto de piezas breves y punzantes donde los diálogos se cruzan como dardos en ámbitos claustrofóbicos o en la vía pública. Célebres o poco conocidas, todas estas obras pertenecen al primer período creativo de Pinter. En todas ellas, poder y erotismo, diferencias sociales y deseos individuales se dirimen en el campo de batalla del lenguaje. Pinter las ha escrito como un corresponsal de guerra».

Harold Pinter, autor de una basta producción que abarca no sólo el teatro, sino también la narrativa, la poesía y los guiones cinematográficos, radiales y televisivos, es uno de los escritores británicos más destacado y reconocido surgidos después de la Segunda Guerra Mundial. Figura emblemática que ha sido ubicado entre el naturalismo y la vanguardia, para devenir en un teatro de producción de sentido político.

Harold Pinter nació el 10 de octubre de 1930 en el barrio de Hackney, en el popular East End londinense, en el seno de una familia judía. Al estallar la II Guerra Mundial fue separado de sus padres y evacuado a la campiña inglesa. Aquella separación, traumática para él, iba sin embargo a alimentar su imaginación y la mirada introspectiva de su teatro. Regresó a Londres en 1944 y, tras un breve paso por la Royal Academic of Dramatic Art (1948-1949), se declaró objetor de conciencia y se negó a cumplir el servicio militar. Comenzó entonces a escribir sus primeros poemas y a actuar en varias compañías de repertorio en gira por las islas británicas.

Pinter inició su hoy extensa obra teatral (“He escrito veintinueve obras y creo que probablemente sean suficientes”) en 1957 con The Room (La habitación), siendo desde entonces los cuartos cerrados, con muy pocos personajes, los escenarios de muchos de sus dramas. Inmediatamente le seguiría The Birthday Party (La fiesta de cumpleaños, 1958), pieza que la crítica maltrató (se estrenó en el West End y fue retirada del cartel una semana después de la primera representación), lo que llevó al incipiente dramaturgo a plantearse la posibilidad de abandonar la escritura aun antes de comenzar realmente su carrera.

Pese a estas reticencias, en 1959 su suerte cambió con The Caretaker (que se traduciría como El portero); en contra de lo ocurrido dos años antes, la obra fue un éxito y supuso su primer reconocimiento público. Durante la década de 1960 Pinter conformó una serie de obras que delimitaron su peculiar estilo, repleto de silencios (dramas escritos en un lenguaje elusivo, a veces cómico, pero que genera un ambiente de amenaza y alienación), que se conocería como pinteresco. “Devolvió el teatro a sus elementos básicos: un espacio cerrado y un diálogo impredecible, donde la gente está a merced de cada uno y las pretensiones se desmoronan […] descubre el precipicio que subyace en las diarias cuestiones cotidianas y fuerza la entrada a los cuartos cerrados de la opresión”, sostuvo la Academia Sueca tras la concesión del Nobel.

Títulos como A Night Out (Una noche de juerga, 1959, su obra más realista), Night School (Escuela nocturna, 1960), The Lover (El amante, 1963), The Homecoming (Retorno al hogar, 1964), Landscape (Paisaje, 1967) o Silence (1968) lo convirtieron en una figura del teatro británico, cuya influencia sería determinante para toda una generación de dramaturgos.