La obra. Serlo o no. Para acabar con la cuestión judía.

Autor. Jean-Claude Grumberg.

Dramaturgia y dirección. Josep Maria Flotats.

Traducción. Mauro Armiño.

Intérpretes. Josep Maria Flotats y Arnau Puig.

Fecha y hora. Domingo 5, a las 19.00 horas, en el Teatro Gayarre.

Entrada: 23, 19 y 8 euros.

 

Argumento. La obra cuenta la historia de dos vecinos que se encuentran a menudo en el rellano de la escalera. ¿Qué puede llegar a ocurrir cuando uno de ellos descubre que el otro es judío? Mediante un diálogo incisivo entre los dos personajes y a través de un humor inteligente e irresistible, la pieza nos lleva a interrogarnos sobre los temas más importantes de la condición humana: el compromiso ético, social y moral con uno mismo, con propios y extraños, con la lengua, la cultura, la historia.

Algunas frases de Flotats a propósito de esta obra:

“Los artistas tenemos el papel de esclarecer ideas, provocar debate y defender el respeto al diferente, y siempre hablando, sin armas ni peleas”

«Para poner un texto en escena necesito que me impacte, que me emocione, que me atraiga, que me hable, que me interpele, que me enamore… Si lees un texto e inmediatamente te sientes implicado en él, sientes ganas de defenderlo. Tengo que sentir admiración hacia la persona que lo ha escrito, me tiene que parecer magnífico y sentir que ojalá lo hubiera escrito yo, así que decido hacerlo en voz alta sobre un escenario. El teatro es un magnífico medio para comunicarse con los demás, y transmitir pensamientos profundos, serios, al mismo tiempo que distracción y placer, y, por qué no, risa, pero siempre con un trasfondo, con un pensamiento inteligente y de gran talento, como es este caso».

«Jean-Claude Grumberg ha escrito casi cuarenta obras de teatro y en París cada vez que se estrena uno de sus textos la gente va enseguida a verlo. Su estilo de escritura es siempre de comedia. Y él mismo se reivindica así, en el sentido de que quiere hacer reír y distraer, pero, como dice la crítica, es el autor cómico más trágico de su generación. Siempre trata temas muy serios, pero sabe hacerlo con ironía, humor e inteligencia, lo que le permite marcar la distancia necesaria para mantener la lucidez y para analizar. Provoca debate y reflexión, a la vez que permite distraerse».

«El humor le ayuda a superar ciertas tragedias. Recuerdo cuando hice París 1940, que hablaba de las clases de Louis Jouvet en París durante la ocupación nazi. La secretaria de Jouvet, que fue deportada a Auschwitz y por suerte se salvó, escribió un libro en el que decía lo importante que es decirles a todos los que han pasado por algo así que hay que aprender a andar y a reír. Sobre todo la risa, nunca el odio. Que alguien que ha vivido una experiencia semejante sea capaz de decir algo así supone una gran lección de vida y de humanidad. Grumberg nació en París, pero su padre y su abuelo fueron deportados y murieron en Auschwitz. Pero él trata ese tema de ser o no judío con retranca y con ese título de ‘para acabar con la cuestión judía’ de algún modo se refiere a la solución final de los nazis, pero con la intención de provocar para generar una reflexión. Su sentido del humor es continuo, habla de cosas serias, pero es que hasta en plena tragedia suceden cosas que provocan la risa, a veces nerviosa, pero risa al fin y al cabo. Y Grumberg no habla del pasado, sino del presente. La historia es aparentemente muy sencilla».

«Los personajes son dos personas que no tienen nombre. Uno es el vecino de arriba, un hombre mayor y culto, al que interpreto yo, y el otro es el de abajo, el más joven y digamos que ni viajado ni leído, como diría Pla, que es Arnau Puig. En la primera escena apenas se saludan y luego, el joven para al mayor y educadamente le pregunta ‘¿es usted judío?’».

«El tema principal es la libertad de uno y el respeto a la diferencia del otro. ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿qué nos ha formado?, ¿estamos de acuerdo con lo que nos han enseñado?, ¿somos libres?, ¿estamos suficientemente bien informados?, ¿tenemos un compromiso personal, moral, ético con los demás, con uno mismo? Todo esto va saliendo poco a poco. Mi personaje pide a su vecino que le respete aunque no piense ni sea como él, y seguro que hablando ambos se enriquecerán mutuamente».

«Es una comedia política porque nos hace reír y nos hace reflexionar. También se puede decir que es teatro político, por supuesto».