Cuenta la leyenda que un hijo de la casa Ursúa se enamoró de Juana, joven rica heredera del palacio de Lantaina, en la Baja Navarra. Se casó y el mismo día de su boda se enteró de que su esposa estaba embarazada de otro. Herido en su orgullo, por la noche invitó a la mujer a orar a la ermita de Santa Ana, situada frente al palacio familiar en Arizkun, y cuando ella se arrodilló, él sacó una espada y la mató. De esta fábula se han contado distintas versiones e incluso se ha ubicado en diferentes épocas, pero lo que está claro es que se trata de una historia cargada de ingredientes trágicos que refleja con toda su crudeza algunas de las pasiones humanas más extremas. Así lo creyó Nieves Oteiza, miembro del grupo Zarrapastra, cuando se enganchó al relato después de conocerlo de la mano del texto que Lander Santamaria, corresponsal de Diario de Noticias en Baztan, publicó en estas páginas. A partir de ahí, fue tejiendo su nuevo texto dramático, Urtsua, leyenda de luz y niebla, que el grupo estrena hoy, a las 20.00 horas, en el Teatro Gayarre.

Las entradas cuestan 3 euros.

Enmarcado dentro del ciclo Por amor al arte… amateur, el montaje cuenta con Assumpta Bragulat en la dirección, que vuelve a trabajar con Zarrapastra y, en este caso, además, con miembros de otras compañías aficionadas que se han sumado al proyecto, como Rakel Goñi, Ventura Ruiz, Harri Larunbe, Josu Castillo y Arkaitz Ibarra, actor y músico. Y es que, aunque, como dice la directora, “el poder de la palabra” es lo más importante de la propuesta, la música del txistu, la txirula y el salterio también juega su papel, ya que se han escogido temas tradicionales como un branle, propio de fiestas y ceremonias, o las Ioiak, “que, por ejemplo, se tocaban antes de servir el asado en las bodas”, cuenta Oteiza, que fija la trama en los días 22 y 23 de junio de 1700. En esas jornadas previas a la fiesta de San Juan, alguien descubre que la joven está embarazada y ella, asustada y llena de dudas, decide hablar con su hermano. Precisamente, este diálogo fue recogido por Mikel Laboa en un célebre tema del que también se interpretan algunos fragmentos.

Ubicar la leyenda en los albores del siglo XVIII permite a Oteiza plasmar algunos de los usos más representativos de la época, como el carro de los arreos en el que la novia llevaba su ajuar y sus pertenencias hasta la casa del novio, o el quitamiento, un acto ante notario en el que cada miembro de la pareja no solo declaraba lo que aportaba al matrimonio, sino que, asimismo, daba fe de su pureza de sangre. “No es un elemento accesorio, quise introducirlo porque justamente después de ese juramento se descubre todo”, añade la autora.

El valle de Baztan, “un lugar con muchas supersticiones, como contó Caro Baroja”, también era propicio para encajar una historia de este tipo. No en vano, cerca de allí está la cascada de Xorroxin, donde las lamias se peinaban con peines de oro, según la mitología vasca, y “los vecinos estaban muy atentos a los fenómenos meteorológicos, porque creían que traían augurios”. Y, por supuesto, “hablar de Arizkun es hablar de los agotes, ese pueblo considerado maldito en aquel tiempo”, recuerda Bragulat, que los hace presentes en la figura del músico.

Obra. Urtsua, leyenda de luz y niebla.

Estreno. Lunes, 5 de octubre, 20.00 horas, Teatro Gayarre.

Elenco. Manolo Almagro, Alejandro Arizkun, Mariabel Ballaz, Josu Castillo, Rakel Goñi, Arkaitz Ibarra, Carmen Izal, Harri Larunbe, Jaime Malón, Nieves Oteiza, Ventura Ruiz y Adela Santesteban.

Iluminación. José Mari Ballesta.

Vestuario. Es de Aiora Ganuza. Trajes en blanco y negro, solo hay un elemento de color: el fuego