CRÍTICA TEATRO

JUAN & JULIA: WELCOME NANNY. Autora: Cristina González Alsina Intérpretes: Silvia Blavia, Albert Ruiz y Danielle Balfour Directora: Silvia Sanfeliú Dirección musical: David Sisó Producción: Servei Educatiu del Kursaal y KIDS & US School of English (Barcelona) Lugar: Sala de Cámara de Baluarte Fecha: Sábado 25 de abril, a las 12 horas Público: 450 espectadores, casi lleno.

En escena en inglés

Una de las sorpresas de la cartelera ha sido el anuncio de una doble representación para público familiar, matinal y vespertina, para familiarizar a niños de hasta 7 años con el inglés. Una propuesta didáctica venida de Cataluña diseñada por una academia de idiomas. Se hizo prácticamente a teatro lleno y quizá en el éxito de público tenga algo que ver los fines benéficos de la recaudación, porque iba destinada a la Asociación Navarra de Autismo y Asociación Navarra de Síndrome de Down, pero muestra que existe un nicho de mercado que aquí nadie está cubriendo. Los padres son conscientes de la importancia del aprendizaje de idiomas, y en concreto del inglés, y ese mercado está en crecimiento, como lo demuestra la sostenida implantación de colegios bilingües. Es decir, hay demanda para este tipo de producto.

La representación no fue teatral, aunque lo pretendía y así se anunciaba, y a pesar de que sobre el escenario se veía un colorista vestuario, una atractiva escenografía y una cuidadosa iluminación. No hubo teatro porque este Welcome Nanny carece de dramaturgia, no hay ni un atisbo de conflicto ni acción que desarrollar, ni tampoco nada que se parezca a carpintería teatral. Queda en un show musical, que tampoco está mal. Digamos que los espectadores asisten a un día en la vida de dos niños con su nueva institutriz, inglesa, que les ayuda a repasar el idioma en diversas situaciones: el vestido, la imaginaria visita a un zoológico porque el mal tiempo impide salir de casa, el vocabulario de la comida, el del baño…

Si no hay dramaturgia, se corre el riesgo de la monotonía y el consiguiente aburrimiento. No fue así por tres motivos: los números musicales siempre resultan atractivos a los menores y a sus acompañantes, en varios momentos se pide la participación del público, que responde como no podía ser de otra forma de modo entusiasta, y por la duración del espectáculo, de apenas 50 minutos.

Los tres intérpretes son solventes y cantan bien, aunque es una pena que no estuvieran mejor dibujados los caracteres de los niños, porque Albert Ruiz tiene más vis cómica de la que utiliza en escena. Las coreografías, sencillas, van apoyadas con una iluminación efectista y variada. Se interpretaron temas melódicos, algunos conocidos procedentes de musicales y películas. Interpretada en inglés y castellano, la función cumplió su cometido de entretener y repasar lo aprendido en clase.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el viernes 1 de mayo de 2015.