CRÍTICA TEATRO

Caminando con Antonio Machado. Dramaturgia, dirección e interpretación: José Sacristán. Selección musical e interpretación al chelo: Aurora Martínez Piqué. Compañía: Metrópolis Teatro (Madrid). Lugar: Teatro Gayarre. Fecha: Viernes 12 de diciembre. Público: Lleno.

Verso a verso

El público del Gayarre recibió a José Sacristán con un concierto de toses y el sonido del móvil que algún (o alguna) idiota se dejó encendido, y lo despidió entre ovaciones, después de un recorrido de 75 minutos en sentido contrario al cronológico por la poesía de Antonio Machado. Un aplauso totalmente merecido como intérprete, puesto que se sobrepuso a las difíciles condiciones de la sala y golpe a golpe (de tos), y verso a verso,  dio un auténtico recital, en sentido figurado y real, de cómo se debe leer poesía en voz alta: conservando la musicalidad del verso y el ritmo interno de cada poema y, a la vez, dando todo el sentido a cada frase, para que su contenido llegue claro y meridiano al espectador. Ahí le ayuda el poeta, pues pocos como Machado han logrado sugerir más emociones con un uso tan medido del lenguaje llano.

Fue una interpretación brillante, que se hizo sin un solo fallo y perfectamente sincronizada con el acompañamiento musical, gracias a haber sido representada repetidamente el último año en Argentina y España. Especialmente rotundos sonaron El crimen fue en Granada, homenaje del sevillano a Lorca; y Señor ya me arrancaste lo que más quería, sentido lamento por la muerte de Leonor, transmitido con honda emoción. Sacristán también hiló muy fino en algunos versos, contenidos pero durísimos, como en esas oraciones airadas al Dios que permite las injusticias o al triste sino de España, como en Trazó una odiosa mano…, que contiene el famoso verso “Mala gente que camina” y que ha condensado como ningún otro las miserias de este país hace un siglo. Hubo toques de humor, como las conversaciones de dos paisanos, y abundantes momentos líricos. Pudimos “ver” y “percibir” en el escenario vacío el frío invierno del sudeste francés, la luminosidad levantina, el océano de olivares de Baeza, la quietud soriana y, finalmente, los colores sevillanos de la infancia del poeta, por el contenido de los versos, por cómo fueron recitados y por la sencilla pero cuidada iluminación de la pantalla panorama al foro del escenario, que envolvió con sutileza las palabras. Otro punto a favor del Sacristán director de escena.

Hasta el título encajó, pues se proponía al público caminar con Antonio Machado en un recorrido iniciado con su último verso (“Estos días azules y este sol de la infancia”) escrito poco antes de morir en Colliure. Desde allí, poema a poema, se acompañó la trayectoria vital, sentimental e ideológica del escritor hasta llegar al famoso Autorretrato (“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…”) en que el poeta se desnuda. El punto final de este viaje, para que el Sacristán no necesitó más que una vieja maleta, tenía que ser el poema Caminante son tus huellas, cuyo eco Serrat multiplicó en su celebrado disco. Que por favor quede registro sonoro de este espectáculo y se distribuya en institutos y colegios.

La selección musical de Aurora Martínez Piqué es de mérito. Temas populares españoles, de los que inspiraron al poeta, partituras clásicas y guiños al Machado dramaturgo, como la melodía que el maestro Quiroga compuso para La Lola se va a los puertos. Machado, un hombre que como todos los de la Generación del 98 amó el teatro, vuela ahora como personaje. Seguro que lo aprobaría.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el sábado 20 de diciembre de 2014.