Los idiomas suscitan más pasiones que los amantes y en las pasiones que suscitan se incluye la pasión del desamor. Ya en campaña electoral (siempre estamos en campaña electoral) Euskadi y Galicia ponen las lenguas en el centro del debate. Por una vez los vascos no protagonizan las escenas más duras del dramón: hace unos días, en Santiago, manifestantes y contramanifestantes, animados por motivos lingüísticos, dejaron atrás el verbo y llegaron a las manos. Y es que cuando se habla sobre lenguas se corre el riesgo de dudar de su eficacia y recurrir a un lenguaje más elocuente: el de los puños.

La actualidad política, que es un juego azaroso, nos permite una pirueta argumental. El PP se enfada con la Justicia, a pesar de que antes predicaba que nadie debe escapar a su rigor, ya sea lehendakari, ya sea el sursum corda. Pero ahora la insumisión a las resoluciones judiciales les parece legítima. Y todo porque el juez estrella desvela un enjambre de corrupciones en el seno del PP.

Sabíamos que buscar la paz en Euskadi era delito, pero lo que no sabíamos es que afanar dinero público para arcas partidistas y privadas no debe serlo, al menos cuando esas arcas son las nuestras. Con razón Basagoiti (el gran perjudicado por esta escandalera, a la vista de que pronto se medirá en las urnas) ha sido el único miembro de la impresentable derecha española capaz de un gesto de dignidad: declarar su repugnancia porque algunos usen un partido para sacar dinero mientras otros se juegan la vida bajo las mismas siglas.

Y aludíamos al conflicto lingüístico porque las corruptelas del PP, con ladronzuelos de guante blanco y reptiles cortesanos, revelan una paradoja. Uno no puede tipificar ciertos delitos, pero sí curiosear en las empresas que fundan los prebostes populares: Special Events, Orange Markets, Ekobaby, Welldone 2002 Special Events, Technology Consulting Management, Rialgreen, Forever Travel Group, Spinaker 2000, Good and Better, Easy Concept,…

Pero, vamos a ver, ¿son estos tipos los depositarios de la herencia hispánica, tendida sobre la peninsular y mitológica cutícula de toro? ¿Partieron sus naves a combatir al Turco y al Britano? ¿Resuenan en sus oídos las inmortales coplas manriqueñas? ¿Saben de la hermosa precisión del verbo de esta lengua? ¿Han caído alguna vez de hinojos, entregados al latín de las misas tridentinas? ¿Corre por sus venas algún mililitro de verdadera sangre castellana? ¿No les da vergüenza bautizar sus chiringuitos con esos nombres horteras que, de puro acomplejado, más que a anglosajón suenan a pueblerino?

En los mítines del PP (esos que organizaba Special Events) se escuchan bobadas criptoimperiales e insultos a las lenguas que no entienden. Pues yo exijo que borren de su discurso la defensa de mi lengua materna: no merecen ni nombrarla en su programa electoral.

Pedro Ugarte en El País (edición País Vasco) 14-II-09