Crítica de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Viaje a la luna», de Circo Gran Fele, en el Teatro Gayarre
CRÍTICA TEATRO
Viaje a la luna. Compañía: Circo Gran Fele (Valencia). Guión y dirección: Rafael Pla. Artistas: Rafael Pla, José Pla, Víctor Lafita, Dayné Álvarez, Mónica Vázquez, Edu Borja, Natasha Marcano, Adrián Soler, Claudia Poveda y José Lozano. Músicos: Federico Caraduje, Javier Vega y Javier Feltrer. Lugar: Teatro Gayarre. Fecha: Miércoles 19 de marzo. Público: Media entrada.
Complicado alunizaje
Nacido en 1993, el Circo Gran Fele es un fijo en el Gayarre pamplonés. Una compañía entrañable, impulsada por el payaso Rafael Pla, que ahora se ocupa más en tareas de jefe de pista y cede el protagonismo cómico a su hermano José. Acostumbra a girar por teatros con “espectáculos” temáticos porque es una de esas troupes que se ha puesto las pilas y viste su propuesta circense con un relato, con el que envuelve números de siempre.
En esta ocasión, Circo Gran Fele llegó con una creación de 2013, Viaje a la Luna, que roba el título a dos referentes cercanos al público adulto: uno literario, la archiconocida novela de Julio Verne, y el otro cinematográfico, la película del francés Georges Meliès, una de las primeras de ciencia ficción de la historia (de 1902), que todavía asombra por sus potentes imágenes icónicas. ¿Quién no ha visto la famosa cara de la Luna enfadada porque se le ha clavado el cohete en un ojo?
La representación del Gayarre se vio lastrada por problemas técnicos. No funcionó el sonido de las proyecciones y el relato de la peripecia tuvo que ser improvisado a viva voz con escaso éxito. Las imágenes proyectadas en pantalla apenas tenían fuerza porque las “mataba” la propia iluminación del escenario. Y los títeres quedaron muy difuminados. A ello hay que añadir que el espectáculo, contra lo esperado, no se “teatralizó”, es decir, no estuvo protagonizado por “personajes” reconocibles y el hilo narrativo fue muy tenue. De repente, el cañonazo; un rato después, sin ver cómo, el paseo por el satélite. Aunque alunizamos, no alucinamos.
La propuesta gustó, sin embargo, porque los números circenses eran de riesgo, muy variados y estuvieron muy bien ejecutados: destacaron los ejercicios sobre el alambre, cuerda vertical, mástil chino, red aérea y aro aéreo, muy bien sincronizados con la música en directo. La puesta en escena fue coreografiada y gustaron los números de contorsionismo y los monociclos, que se completaron con los habituales malabares, acrobacias y saltos de palanca. Este circo se esfuerza en agradar: recibe en el hall con música de organillo y reparte caramelos a los niños, ofrece 90 minutos continuados de circo con música en directo de calidad y los 11 artistas despidieron en la calle a los pequeños y se dejaron fotografiar con ellos, especialmente el payaso, muy conectado con el público toda la función.
POR VÍCTOR IRIARTE. Publicado en Diario de Noticias el domingo 23 de marzo.
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