- by Victor Iriarte Ruiz
- on 2nd agosto 2017
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«La vida es sueño» el jueves, a cargo de Teatro del Temple, principal cita en el tramo final del Festival de Teatro de Olite
El Festival de Teatro Clásico de Olite da sus últimos coletazos. Ha ido de más a menos y ha dejado las propuestas de menor ambición artística para estos días.
Hoy miércoles a las 22 horas podemos ver en La Cava, con entradas a 15 euros, una representación teatral de 55 minutos que protagoniza Juana la Loca. Se titula JUANA, LA REINA QUE NO QUISO REINAR, es teatro contemporáneo, no clásico, porque la obra es de Jesús Carazo, y la interpreta Gemma Matarranz, de la veterana compañía granadina Histrión. Un montaje que se estrenó hace diez años y que sorprende en la programación después haber visto el año pasado a Concha Velasco llenar La Cava con REINA JUANA. La hija de los Reyes Católicos, cuya vida fue una tragedia, pues perdió a su gran amor Felipe el Hermoso a los pocos años de casada y después de que la hubiera destrozado psíquicamente a base de celos, y vivió encarcelada gran parte de su vida. La obra es casi un monólogo de la actriz, aunque interviene su carcelero, un monje, que interpreta Enrique Torres.
El jueves, una veterana compañía aragonesa, Teatro del Temple, que han hecho clásicos con asiduidad, nos ofrece a las 10 de la noche su versión de LA VIDA ES SUEÑO, de Calderón de la Barca, uno de textos fundamentales del teatro clásico y comparable en grandeza, si no es superior, a cualquier obra de Shakespeare. El montaje se estrenó en noviembre del año pasado y es bastante respetuoso con el original, al que se le han practicado leves recortes en pasajes más discursivos. Hay música en directo en escena y un cuidado especial en la dicción del verso castellano, buscando el sentido de la frase por encima de la musicalidad de la rima. La dirección es de Carlos Martín y son 7 actores en escena y el músico. Las entradas cuestan 15 euros.
Hay que decir que en esta desconcertante edición del Festival será la tercera propuesta sobre el mismo título de Calderón. Acrónica ha presentado al aire libre una pieza de microteatro titulada SEGISMUNDO PRIMER ACTO. Y el 25 de julio se pudo ver ROSAURA, una pieza que cuestionaba el papel de la protagonista femenina de esa obra de Calderón, a cargo de Teatro Inverso.
El viernes a las 10 de la noche se ofrece FUENTEOVEJUNA interpretado por gitanas del poblado chabolista sevillano de El vacíe, dirigidas por Pepa Gamboa, que actúan acompañadas de algunas actrices profesionales. Hace unos años se crearon unos talleres de teatro con mujeres analfabetas de esa barriada que se convirtió en un fenómeno social y cultural. El Teatro Gayarre programó LA CASA DE BERNARDA ALBA durante su Festival y logró llenar el teatro. Es una obra de teatro aficionado, pero con mucha verdad y honestidad. Un trabajo donde lo social prima sobre lo artístico, pero hecho con rigor.
Y, para terminar, el sábado hay un espectáculo flamenco a las 10 de la noche y otro de música fusión a las 12 de la noche, en la plaza del pueblo, abierto al público. Un cierre poco coherente con la esencia del Festival.
MI BALANCE DEL FESTIVAL, expuesto hoy miércoles en Pamplona en la onda, en Onda Cero:
Decepcionante, a un nivel muy inferior a la de las tres últimas ediciones, cuando se programó directamente con personal del Departamento de Cultura, que conocía muy bien la oferta teatral vigente, las peculiaridades del público que acude y las posibilidades de los distintos espacios de la ciudad de Olite. Curioso en un gobierno que se dice de izquierdas, que no confía en sus funcionarios y privatiza entre comillas sus programas.
Este año se ha inaugurado una dirección artística, a cargo de Luis Jiménez, que ha sido inoperante y contradictoria. Ya lo dijimos hace unos días: parece que a este Gobierno les avergüenza programar propuestas clásicas, que es lo que el público quiere ver, porque escasean dentro de la programación ordinaria a lo largo del año, y se empeñan en meter con calzados propuestas contemporáneas mal disfrazadas de clásicos. Con ello se están cargando toda la labor pedagógica y todo lo sembrado en los últimos años.
Sigue habiendo poco presupuesto y ninguna idea nueva y el nivel de las compañías programadas, salvo dos o tres excepciones, es de nivel medio o bajo o, por decirlo de otro modo, de casa de cultura y no de Festival que busca una proyección nacional.
El director artístico, que vive en París, ha demostrado no conocer la programación ni la oferta que hay en España (porque su selección ha sido muy deficiente), habiendo como hay propuestas muy interesantes (algunas protagonizadas por artistas navarros que trabajan fuera de la Comunidad) que no han entrado en la programación. Y no se han establecido puentes con otros festivales veraniegos para compartir espectáculos.
Y sobre todo llama la atención la falta de criterio. Ha habido un ciclo de escuelas de teatro que no han presentado textos clásicos, cuando la oferta en las escuelas es abundante, con lo que ha quedado en un puro relleno sin interés. Y la primera medida del nuevo director fue cargarse un ciclo de microteatro que había funcionado muy bien y se sustituyó por otro de propuestas “poéticas”, que nadie sabía qué quería decir, porque el pliego era ambiguo. Pero de rondón si se ha colado una pieza de microteatro, es decir, que todo está montado bajo un supuesto rigor que luego no es tal.
Quien mejor se ha portado es el público, que ha acudido a las cosas que sabía que tenían nivel, y la meteorología, porque sólo llovió una noche nada más acabar una función, y no se han tenido que suspender espectáculos.
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