Crítica de teatro de Víctor Iriarte publicada en Diario de Noticias de «Lutherapia», con Les Luthiers, en Baluarte
CRÍTICA TEATRO
LUTHERAPIA. Compañía: Les Luthiers (Argentina). Creación e interpretación: Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Jorge Maronna, Carlos López Puccio y Carlos Núñez Cortés. Lugar: Auditorio Baluarte. Fecha: Martes 18 de marzo. Público: Lleno.
Humor curativo
Los médicos, en el Medievo, curaban los “malos humores”. Les Luthiers se propone lo mismo, sólo que a diferencia de la técnica homeopática, usa los buenos humores y en grandes dosis. Esa es la esencia del espectáculo Lutherapia, en el que Marcos Mundstock trata de aliviar la pena de su amigo Daniel Rabinovich mediante terapia psicoanalítica que incluye tanta música como verborrea ininteligible. Esta “therapia” intercala diálogos hilarantes entre paciente y enfermo, basados como es habitual en el elenco argentino en la comicidad verbal a base de juegos de palabras, diálogos absurdos, repeticiones muy medidas y chistes afortunados, además de un uso magistral de los silencios para provocar la risa. Utilizan con acierto una gestualidad un punto exagerada, pero necesaria en un auditorio de las dimensiones de Baluarte. Son cinco excelentes actores y el espectáculo fluye a un ritmo vivo, sin que se vea lastrado por los cambios de escenario con fundidos en negro.
Estrenado en 2008, la obra incluye la interpretación de diez temas musicales de diferentes estilos, donde todos tienen la oportunidad de lucirse como intérpretes e instrumentistas. Al formar parte del proceso de curación, las canciones refuerzan el hilo argumental y permiten un crescendo cómico.
El público pudo escuchar una opereta medieval (El cruzado, el arcángel y la harpía), una “galopa psicosomática (Dolores de mi vida), un vals “geriátrico” (Pasión bucólica), una balada “mugida y relinchada” (Paz en la campiña), una marcha “prenupcial” (Las bodas del rey Pólipo), un blues (Rhapsody in balls), un oratorio (El flautista y las ratas), una cumbia “epistemológica” (Dilema de amor), una descacharrante canción melódica donde el eje de la letra es un “tarareo conceptual” (Aria agraria) y, para finalizar, seguramente el mejor esquetch, el “exorcismo sinfónico-coral” (El día del final). Tras los aplausos, ofrecieron un bis: el bolero Ya no te amo Raúl.
Presentaron dos nuevos instrumentos creados para el espectáculo: el bolarmonio, que reproduce todas las notas de la escala musical presionando balones, y que Jorge Marona utilizó con maestría, y la exorcitara. Actuaron a teatro lleno, a pesar del precio de las entradas (65-55-45 euros), la crisis, el fútbol, el buen tiempo, la lluvia… Cuando nos preguntamos dónde están los públicos de las artes escénicas, aparece clara la respuesta: allí donde se programa calidad.
POR VÍCTOR IRIARTE. Publicado en Diario de Noticias el jueves 20 de marzo de 2014
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