Así nos luce el pelo: «Los otros discriminados en la Cabalgata», artículo de opinión de Víctor Iriarte
Leo que el Ayuntamiento de Pamplona dedica su tiempo y nuestro dinero a tutelar el trabajo de asociaciones ciudadanas como la que organiza la Cabalgata de Reyes. Y con ello vuelve a reproducirse el debate que tiene paralizada la ciudad desde hace más de una década sobre la pertinencia de que sea una persona de color y no blanca quien represente a Baltasar. Dicta su catilinaria y a correr. Pero la pregunta que nos hacemos las decenas de miles de ciudadanos preocupados por el asunto, visto que no tenemos otro pito que tocar, es: “De acuerdo, que sea negro. Pero, ¿cómo de negro? ¿Hutu? ¿Hotentote? ¿Zulú? ¿Bantú? ¿Bosquimano del Kalahari?” ¿Quién lo decidirá? ¿Los repartiremos por cuotas, cada año uno diferente? Cuando toque tutsis, ¿serán rwandeses o banyamulengues? ¿Pueden aspirar al rol americanos?” Porque convendrán conmigo y con Faemino y Cansado que parecido no es lo mismo. ¿No sería mejor, para evitar recursos y reclamaciones posteriores, celebrar un simposio -con 80 o 100 expertos internacionales será suficiente- como paso previo a elaborar una normativa municipal que regule este embrollo? Tampoco algo exagerado, seguramente 600 páginas y 200 más de disposiciones adicionales bastarán para recoger todas las casuísticas y poder presumir de guais, que es a lo que algunos están.
Porque lo cierto es que hay otros grandes marginados del desfile a los que la ciudad ningunea. Así que me sumo a la discusión. Como portavoz para el África Prepirenaica de Orgullo Persa, quiero denunciar públicamente el vilipendio que supone que el Rey Melchor sea año a año representado por personas que nada tienen que ver con la cultura meda. ¿Cómo es posible que hayan representado a Melchor gente sin estudios en astronomía para un seguimiento certero de las estrellas, sin conocimientos de farsi y sabiendo seguro que serían incapaces de orientarse siquiera en un zigurat adosado, no digo ya en uno de cinco plantas? ¿Por qué nadie reclama un Melchor persa? ¿Todavía estamos escocidos por el meneo que nos dieron en las Termópilas? ¿Y qué me dicen de los Gaspar de pega que hemos sufrido? ¿Puede representarlo occidentales que confunden una estrella con las luces de los molinos del Perdón?
También denunciamos la desvergüenza que supone que la Cabalgata haya optado en ocasiones por desfilar con dromedarios y no con los sufridos camellos, que es lo bíblico. “¡No te joroba!” es el grito de quienes estamos llamados a defender la dignidad de los ungulados frente a esos artiodáctilos de medio pelo, o de una única protuberancia, que desmerecen en cualquier desfile, por muy real y mágico que sea. Por favor, ¡si hasta en las barracas sanfermineras había carreras de camellos y no de dromedarios!
Y más humillaciones. Desfilan niños que se aprovechan subrepticiamente de su baja estatura para hacerse pasar por gnomos sin tener acreditados conocimientos básicos de micología (o partida de nacimiento guipuzcoana, que como se sabe convalida cuando toca tema hongos y setas). ¿Por qué se permite semejante disparate? ¿Y el disgusto que tiene Blancanieves? ¿Qué pasaría si solicitan una indemnización por daños morales los pitufos? ¿Asumirá el Ayuntamiento la sanción?
También denunciamos la dejación de la Consejería de Sanidad y del Colegio de Farmacéuticos. Sabiendo como sabemos, porque hay pruebas, que uno de los Reyes Magos mueve mirra, nos preguntamos: ¿Está legalizado el bálsamo? ¿Se controla el laboratorio que lo fabrica? ¿Tiene Baltasar autorización para importarlo? ¿Se ha comprobado si está en la lista prohibida de la Agencia Europea del Medicamento? ¿Saben los de la Cabalgata que es un delito expender medicamentos sin la titulación pertinente y sin la impertinente?
Y es que el desmadre en que se ha convertido la Cabalgata es consecuencia del desorden moral en el que vive nuestra abúlica sociedad. Estamos hartos de ver exposiciones de belenes con cartelas en castellano y euskera, despreciando el idioma oficial del Portal, el arameo, hoy arrinconado por las instituciones navarras y que ya sólo usamos cuando nos damos contra la esquina de un mueble con el pie descalzo. Pero es que en los últimos años hasta el Teatro Gayarre ha tenido la desfachatez de programar un Hamlet interpretado por un actor catalán. Y además plebeyo, en vez de un danés de sangre real. Y después de semejante estafa programaron hace dos años un Macbeth hecho por gallegos y no por escoceses. ¿Y ahí no tienen nada que decir nuestros concejales?
Si vamos a seguir dando la brasa con el gran espectáculo teatral que es la Cabalgata de Reyes para ser políticamente correctos, además de mogollón de enrollados, y visto que pronto exigirán Reinas Magas, qué menos que poner en cuestión todas las incoherencias. Porque está claro que no se quiere introducir en el debate la pregunta que creo nos corresponde como espectadores: “Quien encarna a Baltasar, ¿lo hace bien?” Está claro que eso no importa.
Víctor Iriarte
Autor, director y crítico teatral.
PUBLICADO EN DIARIO DE NAVARRA EL JUEVES 17 DE DICIEMBRE DE 2015.
PUBLICADO EN DIARIO DE NOTICIAS DE NAVARRA EL DOMINGO 20 DE DICIEMBRE DE 2015.
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