UN camino recorrido. Recuerdos, sentimientos y vivencias. Es la base del espectáculo Emak Bakia Dantzan, con el que la bailarina Izaskun Iturri condensa sus veinte años como bailarina y profesora. Dos décadas de experiencia, de búsquedas y de reflexiones plasmadas en ocho coreografías que estrenará mañana, a las 20.00 horas, en la casa de cultura de Villava.

Las entradas cuestan 5 euros y se pueden adquirir en la taquilla o a través de la nueva herramienta webhttps://es.patronbase.com/_Villava/Productions.

Iturri cuenta con la colaboración de Maite Churruca para la ejecución de todas las piezas de esta propuesta cuyo título recuerda enseguida al del documental Emak Bakia Baita, de Oskar Alegria. Eso sí, la inspiración solo es puntual, «he tomado sobre todo la idea de búsqueda», tal y como reconoce esta profesional que cuenta con una amplia trayectoria en el mundo de la danza en general. En concreto, desde muy joven ha acumulado años de experiencia en la enseñanza de la danza folklórica vasca y también tiene una amplia formación en el ámbito de las artes escénicas, con infinidad de trabajos en distintos grupos, viajes, colaboraciones, etcétera. De ahí que decidiera que éste era un buen momento para hacer un alto y plantear «un breve memorándum por el camino recorrido». Una propuesta «íntima» articulada en el lenguaje de la danza que quiere dedicar «a todas las personas que de una forma u otra se han cruzado en él».

El punto de partida del montaje es la danza folklórica, «pero innovada y orientada hacia la contemporaneidad». De hecho, la propia Iturri, así como Churruca y Virgina Oroz han creado varias coreografías contemporáneas exclusivamente para este espectáculo y cuentan con un apoyo audiovisual «alejado del folklore», pero, a la vez, relacionado en esa temática de los sentimientos y las sensaciones. Porque la obra habla de vivencias muy personales que casi siempre son universales, de ahí el factor de identificación entre escenario y público. Precisamente, con el propósito de imitar el comportamiento de la memoria, que retiene lo que quiere y cómo quiere y que muchas veces trae al presente recuerdos en formas de pequeñas píldoras repentinas, el proyecto no ha tejido ningún hilo conductor entre las distintas piezas, funcionando como emociones independientes. La parte explicativa corresponde a las imágenes y sonidos generadas por Igor Urdaniz, responsable de confeccionar un montaje audiovisual «muy cuidado», de modo que los espectadores también disfruten de este apartado en el que destacan los temas musicales, cuidadosamente seleccionados por su significado personal a lo largo de toda mi trayectoria», abunda Iturri.

En apenas una hora, la dantzari desenvuelve un regalo que se hace a sí misma y al público y que le gustaría mover por distintos escenarios de dentro y fuera de Navarra, no en vano lo ha erigido bajo pautas de sencillez para poder adaptarlo casi a cualquier espacio escénico. A lo largo de Amaia, Bidean, Emak Bakia, Ez Zaitez, Izeiaren Ametxa, Maite, Adierazi! yBizipoza se percibe que Izaskun Iturri y sus colaboradores han mimado hasta el último detalle de luz, vestuario, música, imagen y movimiento.