El Teatro Gayarre de Pamplona ofrece hoy y mañana Enrique VIII, de William Shakespeare. La compañía  encargada de llevar a escena la obra es Rakatá, integrada en la  Fundación Siglo de Oro, que la estrenó el paso año en el Shakespeare’s  Globe Theatre de Londres, cosechando un gran éxito de público y crítica.

Las funciones tendrán lugar a las 20.00 horas y el precio de las entradas es de 8, 18 y 22 euros, en función de la zona elegida.

Rodrigo Arribas, de la compañía Rakatá y también actor de la obra, destacó ayer, en primer lugar, que para ellos, «el Teatro Gayarre es una de las grandes plazas». En cuanto al proyecto, Arribas apuntó que este Enrique VIII nació por encargo del Shakespeare’s Globe Theatre de Londres, que, con motivo de las Olimpiadas culturales, «convocó a 37 compañías de todo el mundo para representar los 37 textos de William Shakespeare. En este sentido, cuando fuimos conocedores de que habíamos sido seleccionados por España, fue una gran sorpresa, primero, y, segundo, una asunción de responsabilidad tremenda».

El resultado no pudo ser mejor, con un gran éxito de crítica y público de una adaptación que tenía sus riesgos, ya que había sido reducida de las 4 horas originales a dos y pasó de 40 actores a 14. Además, según matizó Arribas, «Enrique VIII no es uno de los textos mayores de Shakespeare, ni de los más conocidos y, seguramente, tampoco de mayor calidad, ya que tiene una composición muy particular, relacionada con un encargo de la reina de Inglaterra a Shakespeare. Por eso fue tan importante la adaptación, que dio lugar a una historia lineal que ha permitido establecer ese puente entre el espectáculo y el espectador del siglo XXI. La versión gustó tanto que hasta la propia dirección técnica del Globe nos dijo que ahora sí les gustaba Enrique VIII«.

Elena González, protagonista de la obra en el papel de Catalina de Aragón, y todavía emocionada al recordar el éxito de Londres, apuntó que, al principio, «me dio miedo enfrentarme al texto porque no había hecho Shakespeare nunca y, además, había que representarlo en el Globe, el templo de Shakespeare… Pero les encantó y tuvo una acogida buenísima, con un aplauso final de más de seis minutos».