Producida en colaboración con el Festival Grec 2011, esta versión es obra de Oriol Broggi, que ha apostado por resaltar la esencia de una obra absolutamente imprescindible del teatro español del siglo XX. Y es que, a través de las andanzas y reflexiones de Max Estrella, al que esta vez da vida Lluís Soler, el espectador repasa la problemática de un sistema que se desmorona inevitablemente sin que los políticos tengan el talento suficiente para en-contrar soluciones más allá de inventarse parches a cada cual más peregrino.

Aunque Valle-Inclán escribió Luces de Bohemia desde una actitud crítica y radical respecto a la España oficial de su tiempo, siendo muy consciente de que el sistema político de la Restauración estaba agotado y que por un lado iban los políticos y por otro la realidad social, su denuncia a través de la sátira convertida en esperpento está plenamente vigente en nuestro tiempo. De hecho, como dice Oriol Broggi, «vivimos unos tiempos de uniformidades. Soportamos por ejemplo una gran crisis pero no se nos permite cuestionar el sistema. No podemos ser claros y decir: ‘Señores, esto no funciona’. No, tenemos que creer, tenemos que ser uniformes». Por eso, Max Estrella es un personaje que habita «un espacio extraño». Fuera del sistema, «el gran poeta español ha renunciado para siempre a la Academia y al estilo de vida obediente. Es el artista, el payaso y el escritor perfecto. Viaja por Madrid con un Don Quijote que juega con la suerte, que cuestiona lo que ve y que mira y ve cosas desde otro punto de vista. Y desde su ceguera ve claro», añade el director.