Crítica de danza de Teobaldos en Diario de Noticias de Michelle Man y James Hewison, en Baluarte
II FESTIVAL DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE NAVARRA (NAK). Michelle Man y James Hewison, danza y coreografías. Ensemble Sinkro: Roberto Casado, flauta. Estitxu Oraá, violonchelo. Guillermo Lauzurika, sampler. Alfonso G. de la Torre, sintetizador. Programa: obras de García de la Torre y de Lauzurica. Lugar: sala Muralla del Baluarte. Fecha: 15 de septiembre de 2016. Público: más un centenar de personas (5 euros).
En la órbita electrónica
Espectáculo francamente bello el ofrecido por Sinkro y los bailarines. Y es que, la danza y la música contemporánea se llevan muy bien. Es más, la danza contemporánea se explica -y explica- mejor que nada, muchas de las nuevas composiciones musicales. Esas músicas que, a menudo se nos hacen extrañas, al traspasar y rebotar en los cuerpos de los bailarines son más asequibles, porque la danza subraya y acota las líneas de sonido, las subliman o las hacen más dramáticas. En definitiva, más evocadoras.
Los dos elementos -música y danza- puestos en juego en esta función, son, cada uno en su campo, excelentes; en conjunto consiguen una simbiosis perfecta.
El Ensemble Sinkro dio una lección de manejo de la música electrónica. Pocas veces hemos oído este tipo de música interpretada con tanta sensibilidad, con tanto control de los volúmenes sonoros, con tan buena utilización de unos materiales que, en otros grupos, tiende a aturdir al oyente, dando prioridad a la materia y no a lo que se quiere expresar con ella. Sinkro logra que el espectador se meta en esas nuevas sonoridades sin rechazo, no sólo con curiosidad, sino con placer. La utilización del sampler (artilugio que permite registrar sonidos de un instrumento y emitirlos en directo) fue impecable, verdadero descubrimiento, para algunos, de las posibilidades de expansión de los propios instrumentos convencionales. Fue esto muy palpable en la preciosa Acuarela de G. de la Torre, con un Roberto Casado, a la flauta, soberbio -que, incluso compuso un verdadero paso a dos con la bailarina- y una Michelle Man que, ya con su sola presencia, llena el espacio de fuerza y delicadeza. El solo de flauta, sin amplificar, queda perpetuado, en algunos momentos, por la electrónica, que retoma su sonoridad con un respeto y sensibilidad admirables. Mientras, visualmente, el flautista mete en su órbita a la bailarina, y, a la vez a toda la audiencia. Luego la rechaza. Hay una atracción de opuestos -blanco y negro-, y diversos trazados serpenteantes por el suelo, que responden a las espirales de sonido. Ciertamente una bellísima acuarela.
Bitartean de Lauzurica es más “metálica”. El violonchelo de Estitxu Oraá esta tratado, ya desde su propio sonido, más electrónicamente. De ahí que, para el público, no haya tanto contraste con la electrónica pura que planea. Pero el resultado es muy compacto. Entre otras cosas porque el bailarín -James Hewison- también adquiere, en algunos momentos, pasos un tanto robóticos. Hewison, que cuadra muy bien plantes exactos del movimiento, tiene, además, un rico repertorio de brazos y manos.
Imaginarium, la obra en la que intervienen todos, es, de nuevo, un alarde de electrónica -Lauzurika y G. de la Torre-, coloreada por la flauta y el violonchelo, éste, en algunos pasajes con un muy hermoso fraseo. Y, en primer plano, un soberbio paso a dos, en el que no faltó -claro- el apunte surrealista de la tarde -puerros y berza- ya que la cosa iba de homenaje a la pintora surrealista Leonora Carrington. La música está llena de sonidos que no nos son desconocidos: selváticos, submarinos, industriales, urbanos, de agua, de viento… todos muy bien tratados. Los bailarines crean un mundo de fuerte convivencia, pero, sin llegar al dramatismo. Hay pasos en simetría -pocos- pero que demuestran su compenetración. Hay mucho suelo, y figuras francamente hermosas de “remolcamiento” de la una sobre el otro. Y hay un balsámico baile de salón final, interpretado con intimidad pero sin blandenguería que, creo yo, y dado el trasfondo de todo este festival, pudiera llevarnos a cierto homenaje a los exiliados en países sudamericanos, sobre todo México. Una función para recordar.
Por Teobaldos. Publicado en Diario de Noticias de Navarra el martes 20 de septiembre de 2016.
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