El teatro Gayarre programa hoy domingo, a las 19 horas, La calma mágica, coproducción del Centro Drámatico Nacional y Tanttaka Teatroa cuyo autor y director es el navarro Alfredo Sanzol. Con Mireia Gabilondo, Aitziber Garmendia, Vito Rogado, Iñaki Ricarte y Martxelo Rubio.

Sinopsis. Oliver quiere cambiar de vida. Durante una entrevista de trabajo, su futura jefa le ofrece probar unos hongos alucinógenos… Un viaje iniciático que nos va a llevar a África, a los elefantes rosas, al amor, a la obsesión, a los allanamientos de morada, a las escopetas de caza, al alcohol, a la traición, a los sueños robados y a los manantiales de los que surgen.

Entrada: 14 y 8 euros.

El montaje es muy especial para el dramaturgo navarro, que se lo dedica a su padre, fallecido hace pocos años. Entresacamos algunas frases del autor y director en entrevista a Diario de Noticias:

«La función programada el año pasado se frustró por la muerte de Aitor Mazo, un golpe muy duro para la compañía. Fue una tragedia. Terrible. Una pérdida y una pena personal y profesional muy grandes. Además, él se encontraba muy bien, muy contento con la vida y eso hace aun más terribles estas cosas. Tuvimos mucha suerte porque Martxelo Rubio, que es el actor que ha sustituido a Aitor, estaba ya en la compañía haciendo el espectáculo en euskera. Martxelo ya formaba parte de la compañía y vivió la muerte de Aitor de la misma forma que nosotros y eso hizo las cosas no sé si más fáciles, pero sí más familiares. Aun así, tuvimos que pasar todos el duelo, se suspendieron varias funciones, entre ellas la de Pamplona, y estuvimos varios meses sin hacer la función por una cuestión emocional».

«La base de mi trabajo la tengo en experiencias personales, como creo que todo el mundo, La diferencia es que yo lo digo. Creo que nadie puede crear si no es a partir de la experiencia personal. En el caso de La calma mágica, es un espectáculo que está hecho como un regalo a mi padre, que ya falleció, así que hacerla en Pamplona tiene un doble valor, porque va a venir a verla mi familia y eso es muy importante para mí».

«A mi padre le gustaban mucho las historias de intriga, con personajes que luchaban todo lo que podían por conseguir sus objetivos, y también la aventura, y todas esas cosas están en La calma mágica. Él nos solía contar que, cuando estuvo viviendo en Texas, unos rancheros le querían legar un rancho porque se parecía mucho a un hijo que perdieron, y recuerdo que, algunos días, cuando volvía de trabajar solía decir ‘y pensar que hubiese podido ser ranchero en Texas…’ Esa anécdota, que es real, a mí me parecía fantástica y, de alguna manera, me dio el pie para crear la atmósfera de la obra, con esa mezcla entre realidad y ficción».

«Partimos de un hecho muy concreto y real, que es una entrevista de trabajo. A partir de ahí entra la comedia. Oliver es un personaje que, como yo, ha perdido a su padre y que de repente ha decidido cambiar de vida, comenzando por el trabajo. Va a una entrevista y la que va a ser su futura jefa le ofrece comer hongos alucinógenos. Lo bueno de la comedia es que te mete en una realidad que a lo mejor nadie ha vivido, aunque si luego te pones a preguntar a la gente sobre entrevistas de trabajo, igual te cuentan cosas más alucinantes que ésta. La ficción tiene esta doble capacidad de crear realidades que no existen y se sacar a flote la realidad que entre comillas nos parece normal».

«El humor es muy importante en mi trabajo. Cada vez intento hacer un humor más cuidadoso, menos distante. El humor tiene muchas utilidades y, en el caso de La calma mágica, es muy empático con los personajes. Me río de mis cosas, no puedo evitarlo, aunque a la vez también las trato con cariño».

«El proyecto Teatro de la ciudad, junto a Andrés Lima y a Miguel del Arco, continúa. Nos vamos a basar en las comedias de Shakespeare para crear materiales nuevos. Queremos hacer Shakespeare porque es una de las cumbres de la escritura teatral y porque también fue un punto de inflexión muy grande en cómo entendemos hoy la comedia. De alguna manera, inventó la comedia moderna; se nutrió de todas las fuentes grecolatinas y del teatro popular inglés para crear una síntesis».