Crítica de teatro de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Mamma mía!» con la Banda de Música de Marcilla, en Baluarte el 4 de enero
CRÍTICA TEATRO
Mamma mía! Nuestro musical. Compañía: Asociación Cultural Banda Joven de Marcilla, Grupo de Teatro Candilejas y Grupo de Danzas de Marcilla (Navarra). Director musical y coordinador general: José Javier Malo. Director de escena: Javier Merino. Coreografías: Vanesa Calvo. Intérpretes: Estefanía Goñi, Mary Espinosa, Estela Rodrigo, Belén Boleas, Katy Herrera, Esmeralda Úcar, Nacho Ezquerro, Ana Pejeanaute, David Navarro, José Miguel Goñi, Cayo Malo, Jesús Mari Valer, Margari Senosiain, Rocío Ibarrola y Miguel Senosiain. Cantantes: Ana Navarro, Sandra Catalán, Beatriz Castillejo, Uxue Fabo, Elena Laparte, Yosune Murugarren, Guiller Laparte y Ana Abárzuza. Lugar: Baluarte. Fecha: Domingo 4 de enero. Público: Lleno, 1.568 espectadores.
Marcilla City
Marcilla siempre ha sido mucho Marcilla, y ha ido dos pasos por delante en casi todo, seguramente porque puede. Ahí está su imponente castillo o su campeonato del mundo de lanzamiento de rabiosa. A comienzos de la década de 1950, hasta se buscó petróleo en su término municipal. La instalación de la torre perforadora dio lugar a una de las más populares y logradas chanzas de la Navarra rural, cuando un gracioso (a puesto a que de algún pueblo vecino) pintó en una pared a la entrada del pueblo la siguiente leyenda: “Marcilla City. Se prohíbe fumar”.
Ahora la han vuelto a armar. José Javier Malo ha montado zafarrancho general para poner en escena todo un señor musical, el de más éxito en los últimos años gracias a las canciones del cuarteto sueco Abba, en el que ha implicado a los 57 músicos de su banda, a 8 cantantes de música pop que tendrían trabajo seguro en orquestas de baile, a los 15 actores del grupo de teatro local y a 9 bailarinas. Además, a otros muchos que han colaborado en el espectacular vestuario exhibido por las cantantes (setentero: Agnetha y Frida lo envidiarían), la peluquería y maquillaje o decorados. Un esfuerzo impagable y desinteresado de quitarse el sombrero, y que demuestra la potencialidad que tiene el teatro amateur navarro. Estrenaron Mamma mía! al aire libre en su localidad y enseguida recibieron invitaciones para repetir en varias plazas de la Ribera, hasta llenar a rebosar Baluarte en el primer domingo del año, agotando las entradas nada más ponerse a la venta.
Respecto del montaje, hay que señalar que sigue con bastante fidelidad el libreto original: argumento (sin epílogo) y puesta en escena, con un decorado que copia el pueblo costero griego donde se sucede la acción. Quizá hubiera sido conveniente un poco más de libertad para salirse del guión y evitar los oscuros entre escena y escena, puesto que en un montaje profesional el mobiliario que hay que meter y sacar suele ser introducido en segundos mediante plataformas o descolgándolo desde el peine y aquí no era posible, lo que retardaba la acción.
Sí que hay que subrayar la buena idea del director de dejar a los actores que interpreten sus papeles (que bastante tienen con aprendérselos y encajar entradas y salidas) y confiar los temas musicales a ocho voces femeninas solventes, repartiendo entre ellas a dúos los 15 temas musicales elegidos (de los 24 del montaje original) en función de un mejor acomodamiento a sus voces. La mayoría de las veces, cantaron asomadas por encima de la escenografía, mientras los protagonistas acompañaban los temas mediante la mímica o bailando las coreografías, pero en ocasiones algunas voces solistas bajaron al escenario e interactuaron con los actores. Lo hicieron de una manera sencilla, pero sincronizada y elegante, lo que dio variedad al montaje. El publico siguió con interés la trama, rió los mejores momentos y aplaudió todas las canciones. La banda logró matices poperos en todos los temas, atacó las entradas con decisión y tocó coordinada con las voces. Los pequeños fallos de iluminación y microfonía son inevitables cuando se monta el mismo día y a contrarreloj.
Está claro que, a partir de 2015, hay que colocar un nuevo cartel a la entrada del pueblo: “Marcilla City. Sucursales en Broadway, NY, y West End, London”.
POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el miércoles 14 de enero de 2015.
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