Transcribo un mensaje de móvil que está circulando a propósito de las elecciones en los Estados Unidos y que es ciertamente emotivo:

ROSA se sentó en el autobús para que MARTIN pudiera comenzar la marcha que ha impulsado a BARAK a correr para que TODOS podamos volar.

Estoy entusiasmado por el resultado de las elecciones, también porque la ficción permitió hace tres años hacer posible en la pantalla lo que hoy es una realidad. Sabéis de mi devoción por una de las mejores series de televisión de toda la historia: El Ala Oeste de la Casa Blanca, que predijo lo que acaba de pasar.

La sexta temporada de la serie, uno de los «hombres fuertes» del equipo del presidente decide abandonar Washington, con lo que supone alejarse del poder, y apostar en las primarias demócratas por un candidato «kamikace» para una nueva era, un congresista chicano, Matt Santos. Alguien hizo algo parecido con un mulato denominado Barak Obama. Se enfrenta a dos «gigantes», el vicepresidente (Hillary) y un ex vicepresidente y tras una reñida campaña, logra la nominación.

Séptima y última temporada. Conseguida la nominación, se debe enfrentar a un gran candidato republicano: un centrista moderado, partidario del aborto, con prestigio y talento, que ha derrotado a los candidatos de la «mayoría moral», pastores protestantes. Es Arnie Winnick, John McCain en la realidad. La elección está a su favor, pero un cataclismo cambia las tornas. En la serie, un accidente nuclear en una planta que apoyó. En la realidad, la catástrofe financiera.

Finalmente, Matt Santos gana la presencia. EE.UU. cambio en la «pantalla» de televisión e hizo posible el cambio del martes.

Si de verdad queréis emocionaros, leed el discurso de aceptación de Obama. Pone el vello de punta. Emotivo, inteligente, creíble y motivador.