Las actrices navarras Maiken Beitia y Leire Ruiz estrenan su propia productora teatral, El Bucle, y su primera producción: Nosotras, un drama acerca de dos hermanas separadas por el rencor y la crueldad gestadas durante la Guerra Civil, que se puede ver este viernes, día 14, a las 22.00 horas en la casa de cultura de Zizur Mayor (7 euros). El sábado en Sangüesa y el dominGo en Villava, a las 20 horas.

LEIRE RUIZ Y PEDRO MIGUEL MARTÍNEZ SON ENTREVISTADOS EL JUEVES A LAS 19:25 HORAS EN EL APUNTADOR.

Más información sobre la programación de las tres funciones en http://www.redteatrosnavarra.com/es

Lejos de reabrir viejas heridas, este texto de Alberto Iglesias que cuenta con la dirección de Pedro Miguel Martínez y espacio sonoro de Francesco Casali pretende “esclarecer el pasado, guardarlo en la memoria y seguir adelante como la sociedad mayor de edad que pretendemos ser”. La función se representará también el sábado en Sangüesa y el domingo en la casa de cultura de Villava.

Heredero del teatro documental londinense, el montaje narra el difícil viaje de dos hermanas hacia la reconciliación. Beitia es Josefina, la mayor, la más unida a su padre, Andrés, hombre de de izquierdas. Ruiz es Isabel, la pequeña, la que abandonó el hogar familiar muy joven y acabó sumándose a la causa falangista. Dos bandos, dos lados de un conflicto fraticida, dos posturas enconadas. Y dos propósitos: entretener y reflexionar un poco, “que nunca está de más”, comenta Alberto Iglesias. Para el autor, que también es actor y director, escribir esta obra era una necesidad. “Aquellos fueron años horribles y me pareció que había que reivindicar el papel de la mujer”, cuenta. Todavía hoy existe mucho silencio acerca de ese tiempo oscuro. “Una cicatriz hay que airearla, si no, la herida se infecta y va a peor; hay que destaparla, puede que se vea fea un tiempo, pero tiene que recibir oxígeno”, apunta el dramaturgo, que insiste en que no se trata de repartir culpas, pero tampoco de olvidar. “Hay que integrar los errores, asumirlos y tirar para delante”, comenzando por romper ese mutismo. “En los años 40 no se podía hablar, pero ya estamos en 2014 y toca hacerlo sin fanatismos”, afirma.

Implicado, como estaba, en la difusión de la historia de las mujeres en la contienda, Iglesias escribió una primera versión extensa y con numerosos personajes. Sin embargo, “Maiken y Leire me contaron su interés por la obra y me pidieron si podía ajustarla y nos pusimos a trabajar”. No en vano, aunque no ha sido un work in progress en sentido estricto, el autor, las actrices y el director coinciden en que el proceso de creación ha estado muy vivo en todo momento, incluyendo aportaciones de todas las partes y comprobando sobre la marcha qué funcionaba y qué no. “Todo esto nos ha llevado mucho más trabajo que si hubiéramos escogido un proyecto cerrado, pero también ha sido muy rico”, explica Beitia, y habla del “esfuerzo” y el “cariño” que todo el equipo ha puesto hasta en el último detalle. Por ejemplo en el vestuario, para que el que no han tirado de meras recreaciones, sino que han rebuscado hasta dar con el buzo original de una mujer maqui o con un uniforme de falangista. “Queríamos que todos los elementos se acercaran lo más posible a la realidad”, agrega la actriz, que, al igual que su compañera, se decidió a dar el paso definitivo hacia la producción de esta propuesta “cuando Perico (por Pedro Miguel Martínez) nos dijo que sí”. “Eso nos dio mucha seguridad” y él estuvo encantado porque “Pamplona es mi segunda ciudad y hacía tiempo que quería volver a trabajar aquí”. En la década de 1990 dirigió en la ciudad montajes como La historia del zoo, Una jornada particular y Orquesta de señoritas, “y esta nueva oferta me ha llegado en el momento adecuado”, apunta Martínez, cuyo rostro es de sobra conocido como intérprete.

A la “estupenda sintonía” que el director generó con el autor se sumó la complicidad con el músico Francesco Casali, creador de un espacio sonoro que, según Martínez, “refleja el alma de los personajes”. El compositor destaca que comenzó a trabajar cuando los personajes ya estaban definidos y pudo construir una melodía para identificar a cada hermana, pero también a Andrés, el padre, presente en off, y para hablar de la infancia, de los recuerdos, del dolor… Cada tema “va acorde con la emoción del momento”, indica.

Y el último en incorporarse a esta andadura ha sido el actor y director Patxi Larrea, que se ha encargado de las luces y los decorados. “Es un hombre integral de teatro”, en palabras de Pedro Miguel Martínez.

La obra está estructurada en tres encuentros. “En el primero yo estoy secuestrada por el maqui y allí, en el monte, me encuentro con mi hermana después de estar años sin vernos”, cuenta Leire Ruiz, para quien lo más “complicado” de esta interpretación es que “el viaje emocional de los personajes va por dentro; por fuera no puede aparecer ese dolor”. En el segundo encuentro, las tornas cambian y la mayor está presa en una celda de castigo a la que acude su hermana para visitarla. Isabel está entonces en la sección femenina de la Falange. “Todavía no han pasado muchos años y Josefina está agotada, enferma y asqueada de todo”, así que ninguna de las dos está aun preparada para dar pasos hacia el perdón, señala Beitia. En el tercer acercamiento, a su personaje, ya en el exilio, “la vida le ha dado la oportunidad de ser libre y feliz y de hacer lo que siempre quiso, que es enseñar”. Son los años 70 “y es entonces cuando ambos personajes están dispuestos a iniciar un viaje juntos”, dice la actriz. Y Ruiz añade que es ahí, en ese punto, “donde pueden empezar a curar sus heridas” y “donde se abre una puerta a la esperanza”. Y no solo para las dos hermanas, porque Nosotras también apela al diálogo, a la reflexión como modo de solucionar tantos conflictos en las familias, en la pareja y en cualquier ámbito.

El autoempleo es una opción más que necesaria en estos tiempos difíciles para todos los oficios, también para el teatro. Así lo han entendido Maiken Beitia y Leire Ruiz al crear El Bucle, que nace “con el propósito de entrar en el circuito profesional”. “Esta obra se ha ensayado en Madrid y esperamos conseguir sala para estrenarla allí, pero también en todo el Estado”, apunta Beitia, y espera que programadores y espectadores estén interesados en “rascar un poquito y hablar de nuestra memoria”.