Crítica de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Hoy, El diario de Adán y Eva, de Mark Twain», con Fernando Guillén Cuervo en Auditorio Barañain
CRÍTICA TEATRO
Hoy, El Diario de Adán y Eva, de Mark Twain. Autor: Blanca Oteyza, Miguel Ángel Solá y Manuel González Gil, que incluye una versión del relato de Mark Twain. Intérpretes: Ana Milán y Fernando Guillén Cuervo. Dirección: Miguel Ángel Solá. Producción: Un Cuervo en Milán y Pentación (Madrid). Lugar: Auditorio Barañain. Fecha: Sábado 11 de octubre. Público: Tres cuartos de entrada, unos 500 espectadores.
El mapa del Edén
Uno de los grandes éxitos del teatro español reciente fue este Diario, una iniciativa del argentino Miguel Ángel Solá y su entonces esposa, la española Blanca Oteyza. Leyeron un relato del humorista norteamericano y decidieron construir a partir de él una obra que se sitúa en dos planos temporales: un popular radioteatro emitido en una emisora argentina en 1950 que dramatizaba esta obra e, intercalado, la entrevista que, 50 años después, le hace al actor protagonista una joven locutora de radio que ha recuperado la grabación. La periodista quiere conocer más sobre la naturaleza de la relación sentimental que mantuvo con la actriz con la que co-protagonizó aquel popular serial. Muy deteriorado físicamente pero con una mente todavía despierta, rechaza con elegancia una y otra vez las preguntas y respeta el pacto de silencio que hizo en su día.
Aquel montaje fue un bombazo. Recuerdo tortas para conseguir una entrada. La vieron 1,2 millones de espectadores desde su estreno en 2003. A Jesús Cimarro, de la productora Pentación, le ofrecieron co-producirla y lo rechazó, en lo que constituye uno de sus pocos patinazos en 30 años de trayectoria profesional. Se entiende: en la obra apenas hay acción. Sólo son dos actores sobre el escenario, de pie cuando graban la novela y sentados en el estudio de radio durante la entrevista en la época actual, con breves pausas para cambiarse de vestuario (y ella, de personaje). Cimarro sí es hoy productor junto a los dos actores. Solá acordó cederles los derechos si le dejaban dirigirla. La nueva versión difiere un poco de la primera: se desarrolla íntegramente en España y la radionovela se emite en la década de 1960 y por la SER, cuyo cuadro artístico fue celebérrimo. Se reconoce bien la época por los cortes publicitarios.
¿Por qué engancha al público? La primera razón es la blanca comicidad del cuento del autor de Las aventuras de Tom Sawyer. Muestra las primeras horas en el paraíso entre dos seres que apenas se entienden: Adán es un bruto integral, simplón, directo. O sea, un varón de libro, de ayer, de hoy y de siempre. Eva es habladora, juguetona, sentimental y de humor variable, y a él lo desquicia. Al principio, claro. El relato está muy sibilinamente conectado con el juego de seducción que emerge entre los dos actores, Felipe y Catalina, durante las emisiones por radio. Finalmente, el duelo a florete del anciano con Manuela, la joven entrevistadora, también va desvelando al público, con su punto de melodramatismo contenido, aspectos que hipnotizan: aquel amor frustrado, ella casada con otro, la muerte de la actriz… El crescendo sube cuando Manuela reconoce que es hija de Catalina y que su interés no es solo profesional. En la última escena, un anillo quizá sugiere algo más.
Siendo la palabra y la interpretación el cimiento de esta obra, sin un buen actor el montaje se hunde. Solá estuvo excepcional en su día y, atentos, Guillén Cuervo no desmerece. Compone un Adán muy cómico y un tierno y torturado abuelo. Algunas equivocaciones de Ana Milán deslucieron una interpretación que también fue de altura en bastantes momentos. Ambos transmitieron verdad y conmovieron cuando definieron la realidad perenne del amor: “Allí donde ella estaba, ése era el Edén”, dice el viejo actor.
POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias de Navarra el jueves 16 de octubre de 2014.
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