- by Victor Iriarte Ruiz
- on 21st julio 2014
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In memoriam: Alex Angulo, actor (1953-2014)
Definido sobre todo como un hombre bueno, Alex Angulo no solo fue un estupendo actor, secundario de los que elevaban una película, una obra de teatro o una serie de televisión sino que en la vida real su cara era fiel reflejo de su bonhomía. Y esa suma de talento y bondad logró que enlazara trabajo tras trabajo. Angulo era férreo, sincero, educado, culto, y todo eso se perdió el domingo a las 17.30 en la A-68, a su paso por Fuenmayor (La Rioja), al salirse de la vía el vehículo que conducía. Angulo tenía 61 años, una esposa y una hija, y lega una pléyade de personajes secundarios y algún que otro impresionante protagonista, como su Ángel Berriatúa de El día de la bestia. Unas horas más tarde, en un tuit, Alex de la Iglesia, con el que trabajó en cuatro ocasiones, resumió la sensación general con este mensaje: “Dios…”.Y José Coronado, su compañero en la serie Periodistas, también apuntó en la misma red social: “Hoy se ha ido Álex Angulo… No he conocido un corazón más grande… Los que le queremos, le lloramos… Descansa en paz, amigo”.
Candidato en tres ocasiones a los Goya con El gran Vázquez, Muertos de risa y El día de la bestia, Álex Angulo se inició en el teatro en los años setenta. Nacido en Erandio (Vizcaia) en 1953, estudió Magisterio e incluso ejerció de maestro pero a los 23 años decidió que aquel no era su mundo y cambió de carrera. Durante 20 años perteneció a la compañía bilbaína de teatro independiente Karraka, con la que se curtió en todo tipo de escenarios. “He aprendido de toda la comedia italiana, antes de Fellini y después de Fellini, así como de la comedia española que ha pasado ante mí, Berlanga, Bardem, Camus, que trabajan con unos actores a los que malamente hemos ido copiando. No tengo reparo en decirlo. No sé, José Luis López Vazquez, Pepe Isbert, José Luis Ozores, Alfredo Landa… han sido nuestros maestros, los que nos han marcado la manera de actuar. Pero también me he fijado en la calle, el mirar y ver a la gente para inspirarme y copiar su comportamiento”, aseguraba cuando recibió el Premio Zinemira, el galardón con que el Festival de Cine de San Sebastián destaca la trayectoria de una personalidad del cine de Euskadi.
Solo dejó la compañía cuando Alex de la Iglesia le fichó para actuar enAcción mutante en 1993. Antes ya había participado en títulos como La fuga de Segovia (1981) y El rey pasmado (1991), de Imanol Uribe; Tu novia está loca (1988) y Todo por la pasta (1990), de Enrique Urbizu, y bastantes cortos, entre ellos el mítico Mirindas asesinas (1991), que lanzó a la fama a un joven De la Iglesia. “En La fuga de Segovia aprendí y también cometí mis primeros errores. Para mí, que era un actor de teatro, fue todo un descubrimiento el lenguaje del cine y las cámaras. Todo era sorprendente y desconocido. Para nuestro grupo, que éramos teatreros que trabajábamos en equipo, pasar a formar parte de un equipo de más de medio centenar de personas nos hizo sentirnos muy perdidos. A mí me tocó estar con Ramón Barea y allí aprendimos nuestras primeras palabras en el cine, como ‘corten’ y ‘acción”.
La carrera de Angulo atraviesa los currículos de varias generaciones de directores españoles. Trabajó en Los peores años de nuestra vida (1993); Así en el cielo como en la tierra (1995), El día de la bestia (1995), Hola, ¿estás sola? (1996), Brujas (1996), Matías, juez de linea (1996), Los años bárbaros (1998), Carne trémula (1997), Grandes ocasiones (1998) o Muertos de risa (1999). Es decir: Martínez Lázaro, Colomo, Vega, De la Iglesia, Bollain, Cuerda, Fernández Armero… Con El día de la bestia logró su primera candidatura al Goya —obtuvo el Ondas por ese papel—. “Sentí un vértigo enorme con ese papel por la responsabilidad de abordar un personaje de esas características con un director que hacía su segunda película y se atrevía a hacerla así de arriesgada. Eso sí que daba vértigo, no la altura de las Torres Kio donde trabajamos”. Con Muertos de risa logró otra candidatura a los Goya.
A su vez, Angulo trabajó mucho en televisión, y tras Villarriba y Villabajo llegó el personaje que más popularidad le dio en la calle: el de Blas, uno de los redactores en los casi 100 episodios de la serie Periodistas.
En este siglo, Angulo no conoció el descanso: A mi madre le gustan las mujeres (2001), El oro de Moscú (2003), El coche de pedales (2003) y El laberinto del fauno, con Guillermo del Toro, cuyo papel de médico le llevó hasta las candidaturas de los mexicanos premios Ariel. Siguieron Bosque de sombras (2006), Casual day (2007) Fuga de cerebros (2009), La casa de mi padre (2009), Imago mortis (2009) y El gran Vázquez (2010), su tercera y última candidatura a los Goya. Entre sus últimos trabajos en cine destacan De tu ventana a la mía, Zipi y Zape y el club de la canica y las inéditas A escondidas y Bendita calamidad.
Trabajador infatigable (rodó 60 películas), abierto a cualquier propuesta (de ahí que su nombre aparecezca en decenas de cortos) en teatro, cine o televisión, el pasado mes de enero protagonizó con Antonio de la Torre en RNE la versión radiofónica de Blade runner. Siempre defendió el aspecto más artesanal de una profesión marcada por la fama rápida: “Tengo el mismo ego que todos, pero, en fin, también miro alrededor mío y veo a los eléctricos, a los que se suben a 30 metros de altura, o al director con su responsabilidad, y creo que es la mejor forma de que nos repartamos entre todos un poco”.
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