El grupo argentino Les Luthiers representa en Pamplona hasta el viernes Lutherapia, un espectáculo que «cura», en el que los espectadores se pueden «aliviar un poco de la vida real». «En este espectáculo nos curamos, nos morimos de risa, cantamos y nos curamos, eso es una bendición para todos, nos podemos aliviar un poco de la vida real», ha afirmado Daniel Rabinovich, uno de los integrantes del grupo, en rueda de prensa. Junto a él, Carlos Núñez, Marcos Mundstock, Jorge Maronna y Carlos López han presentado el montaje que hasta el viernes se puede ver en Baluarte, dentro de una gira que se encuentra en su ecuador.

En su séptima visita a Pamplona, donde actuaron por primera vez en el teatro Gayarre en 1989, la tercera en Baluarte (antes actuaron en 2006 y 2010) se han mostrado «muy contentos», ya que, según han apuntado es «una bendición girar en este país» y en concreto en el norte, donde son «especialmente amorosos» con ellos y les reciben «muy bien».

Las funciones son a las 20 horas y las entradas cuestan 65, 55 y 45 euros.

Una surrealista sesión de psicoanálisis, que tiene una característica «única, que es que el paciente se cura en dos horas», es el hilo conductor de este espectáculo de humor, en el que las piezas musicales de diferentes géneros se mezclan con instrumentos «muy espectaculares» como el «bolarmonio» o la «exorcítara». Todas las piezas son estrenos salvo Pasión bucólica que es una segunda versión de la pieza que hacían en el año 86, según los artistas, que han indicado que el texto del espectáculo es el mismo todos los días, aunque siempre hay pequeñas zonas para juegos de palabras, para trabalenguas.

Al repasar su trayectoria sobre el escenario y el contacto con el público en este tiempo, Carlos López ha comentado que la variación más importante no ha estado tanto en el público, sino en ellos. «A lo largo de los años hemos aprendido a definir lo que hacíamos, a mejorarlo, a profesionalizarlo. Con humildad, creo que estamos mejor ahora que antes», ha opinado López, quien ha agregado que los públicos se han ampliado y disfrutan más de los espectáculos. Al respecto, Marcos Mundstock ha añadido que desde el punto de vista del gusto o del concepto no han cambiado mucho, pero sí han aprendido «mucho».

Así, los chistes, las canciones o las obras que hacían hace cuarenta años les gustan tanto como las de ahora, aunque «tal vez a alguna» la miran «como cierto pecado de juventud», ha reconocido. En cuanto al público, ha señalado que se ha renovado, acuden los hijos y los nietos de sus primeros espectadores, pero siguen disfrutando y entendiendo su lenguaje, sigue «habiendo un diálogo con ellos». «Una de las bases es que somos un espectáculo humorístico en el que la gente se la pasa riéndose a carcajadas, eso se ha mantenido», ha remarcado.