Iluna Producciones estrena este fin de semana y será el invitado hoy en el programa EL APUNTADOR en Onda Cero Navarra. Aquí va un aperitivo: la noticia publicada en Diario de Noticias.

Iluna en la casa de cultura de Burlada el viernes y el sábado a las 20 horas, con entrada a 10 euros: Cerdo agridulce, en el que reflexiona en torno a la situación precaria de muchas personas en España, a la vez que propone una mirada resuelta y optimista hacia el futuro.

Para la compañía navarra, el humor es un elemento esencial en sus trabajos. Y este no es una excepción, pero, al igual que hizo en Nosotros que crecimos odiando la movida, «nos apartamos de la comedia pura» para apostar por un texto donde tiene cabida la escala de grises tan presente en la vida real. Sin embargo, mientras en su último trabajo los personajes pertenecían a una clase acomodada y se preocupaban más por sus sentimientos y sus logros, en este caso, Cerdo agridulce muestra una estampa bien diferente habitada por cuatro personas con pocas cosas en común, pero un mismo espíritu de lucha, «de tirar hacia delante y de buscar soluciones más que conformarse con lo que les pasa». Así lo explica Miguel Goikoetxandía, autor y director de esta propuesta en la que también tiene un pequeño papel sobre el escenario junto a David Larrea, Óscar Orzaiz, Pedro Izura y Ana Berrade.

Los cinco encarnan a los trabajadores de una nave situada en un polígono industrial que sirve productos congelados a restaurantes chinos de la Comunidad de Madrid. «Están sin contrato y en un negocio que saben que puede desaparecer en cualquier momento simplemente con cambiarle el nombre a la empresa», dice el director, consciente de que el perfil de estos personajes contiene más trazas de «desesperación» que los de trabajos anteriores, aunque, por eso mismo, destaca de un modo especial sus ganas de pelear y de salir del lugar donde la sociedad parece haberles confinado. «De ninguna manera queremos regocijarnos en el sufrimiento», es más, «creo que ha quedado una obra muy bonita, digerible y comprensible, con personajes conmovedores e inconformistas», cuenta Goikoetxandia, al que le gustaría poder remover al público en su butaca, «en el sentido de sacudirle un poco la conciencia, aunque el texto no es pretencioso», añade. En el fondo, esta obra es una historia sobre la relación entre soledades, entre seres humanos que luchan por tener una vida mejor, y, en ese sentido, aborda temas duros como el paro, las desigualdades, la dependencia o los contratos ilegales, pero también se apoya en la esperanza que genera la solidaridad.

«Dulce y amarga», como la vida misma. Así es la obra y así es como Miguel Goikoetxandía ve la situación de su compañía y de la cultura en general. Por un lado, «estamos muy contentos porque estamos haciendo cosas» y tienen ya cerrados varios bolos de este y de otros de sus espectáculos; pero, por otro, estos tiempos están marcados por la incertidumbre «y no acabas de saber si las funciones van a funcionar porque o la gente no compra la entrada hasta el último día o sencillamente no va al teatro». Y la subida del IVA, además del recorte de las ayudas del Gobierno foral a los ayuntamientos, no ayuda en absoluto.

Pese a todo, en lugar de quedarse en casa a esperar que mejore la situación, desde Iluna «hemos optado por hacer cosas». «Es lógico que la dinámica existente lleve al hastío de las compañías y que muchas decidan que no les compensa montar, hasta hace dos años nosotros también íbamos a caché y ahora hay que negociar mucho», pero, igual que los personajes de Cerdo agridulce, esta compañía prefiere no tirar la toalla «y esperar que el estreno vaya bien».