Crítica de "Hermanas", de Incierto Troupe
Hermanas. Compañía: Incierto Troupe. Autora: Ventura Ruiz. Dirección: Óscar Orzaiz. Intérpretes: Ventura Ruiz, Cristina Nagore, Joxepe Gil, Eva Rosain, Txiki Medina. Música: Blanca Inés Rubio. Lugar y fecha: ENT, 10/06/11.
Vino y cenizas
LA compañía Incierto Troupe se estrena con la obra Hermanas. Quien no se estrena en esto de la autoría es Ventura Ruiz, que ya participó el año pasado en el Taller de Escritura del Teatro Gayarre. Que alguien salido del taller se haya animado no solo a escribir una nueva pieza teatral, sino, además, a llevarla a escena por su cuenta y riesgo, me parece, amén de una muestra de valentía (independientemente de las pretensiones del empeño), una buena noticia sin discusión. Junto a nuevas generaciones de actores, en la escena local es también esencial que vayan saliendo autores. También se precisa que exista una formación conveniente, desde luego.
Los textos de Ventura Ruiz tienen, para mí, la virtud inicial de huir del tono de comedia más o menos garbancera que sobreabunda en las producciones locales. El año pasado, en la pieza breve Las infantas del geriátrico, se adentró por los senderos del drama familiar (con ciertos toques de humor) y por ese mismo camino transitan estas Hermanas que nos presenta ahora.
Hermanas cuenta la historia de una espera. Nos encontramos en la estación de un pueblo. Después de asistir a un funeral por su padre, tres hermanas aguardan a que llegue el tren que les llevará de vuelta a Madrid. Un reloj preside la escenografía, y me acuerdo tontamente de Solo ante el peligro, aunque aquí el tren no traiga una amenaza, y el malo de la película no venga en él, sino que está ya muerto, amén de incinerado y metido en la urna que reposa en un banco del apeadero. Por lo que cuentan de él, la acumulación de alcohol en sus tejidos podría haber hecho más fácil la cremación. Se habla mucho de bebida, única vía de escape de la gris vida pueblerina. Aparte del tren, claro. Se habla del alcoholismo, y no siempre de manera sombría: la apología del bebercio que realiza el maduro jefe de estación está matizada por un toque de humor. Pero el contrapunto amargo definido por la situación presentada nos sabe como un poso de cenizas en un vaso de vino.
Creo que entre las virtudes de Hermanas está precisamente esa capacidad de sugerir, de revelar ciertas cosas sin decirlas explícitamente. Tal vez habría que ajustar algunos diálogos para que terminen de sonar naturales. Me parece, eso sí, que los personajes están bien delineados, aunque también habría que resaltar que enfrentamiento no equivale siempre a conflicto, al menos entendido este desde un punto de vista dramático. Y cuando el conflicto escasea, la acción se resiente. El detalle de la música en directo es un adorno bonito, muy teatral. Pero teatral también como contrapuesto a realista. En mi opinión, lo que aporta por un lado lo hurta por otro. No quiere decirse que sobre, sino que hay que tener en cuenta lo que nos da y lo que nos quita. A mí me saca de la historia, pero eso es algo personal seguramente. En cualquier caso, la función constituye un intento estimable por parte de todo el equipo implicado.
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