Darío Fo, Premio Nobel de Literatura en 1997, abre hoy jueves, a las 20.00 horas, el Festival Teatro Gayarre Otras miradas, otras escenas, con la representación de Rosa fresca fragantísima y otras juglarías, un capítulo del extensísimo Misterio bufo, el gran proyecto que el escritor, actor y pintor italiano lleva construyendo desde hace cincuenta años. Un tiempo en el que la sátira ha sido su mejor carta de presentación, seguramente porque, como dice, «la sátira molesta al poder, a cualquier tipo de poder».

Todavía quedan algunas entradas para asistir a esta función, al precio de 23, 18 y 8 euros.

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Darío Fo, de 84 años, visita por primera vez Pamplona, feliz de dejar por unos días Italia: «Yo no vivo, sobrevivo en Italia. Estoy obligado a vivir allí y me mortifica ver cómo la gente se deja dar por el culo», subrayó ante los medios de comunicación. El autor de Muerte accidental de un anarquista (1970), Aquí no paga nadie (1974), Pum pum, ¿Quién es? ¡La policía! (1972), La mujer sola, Pareja abierta (1983), Un día cualquiera (1986) o Tengamos el sexo en paz (1995). De su producción más reciente destacan El papa y la bruja (1991) y San Francisco, juglar de Dios. La obra últimamente más representada en Navarra de Fo es No hay ladrón que por bien no venga (1958).

Rosa fresca fragantístima pertenece a Misterio bufo, que comenzó a escribir en 1969. Es una comedia crítica y denuncia social, pero, sobre todo, de memoria, en un texto que sorprende por su sensualidad, expresividad e ironía. En el espectáculo, que será en italiano con traducción simultánea al castellano, Darío Fo se presenta como un juglar medieval dispuesto a mostrarnos de frente el verdadero rostro de la historia del hombre.

Como recordó ayer en rueda de prensa, Mistero es una palabra que los griegos, primero, y los cristianos, después, utilizaban para designar una representación sacra. De ahí que durante años haya recopilado textos religiosos antiguos, «reescritos para hacerlos entendibles hoy» y mezclados con otros que ha ido escribiendo a partir de acontecimientos reales, conformando espectáculos grotescos basados en la expresión popular y cargados de provocación. En ellos se analiza el pasado para encararlo con la historia contemporánea de la mano del juglar, que interpreta múltiples personajes al mismo tiempo, evidenciando las razones por las que Fo es casi más conocido por sus habilidades interpretativas que por su capacidad dramatúrgica.