Año nuevo, tiempo de balances. Concluí en 2009 el tercer año de este blog con una cifra redonda: 1.450 entradas diferentes, 1.450 noticias sobre la actualidad del teatro navarro y foráneo.

He llegado en algo más de cuatro años a la cifra de 177 programas de El Apuntador vespertino, los jueves a las 19 horas. En algo más de cinco años he realizado 188 programas de El Apuntador matutino, dentro del magazine Pamplona en la Onda, los viernes a las 13:30 horas.

El año pasado fui 110 días a un espacio escénico a ver alguna representación teatral, de ballet y operística, casi uno de cada tres días. Así, pude ver 125 representaciones de 122 obras diferentes. Alguna semana hubo atracón, debido a mi presencia en algún festival. También en tres casos he visto dos veces la misma obra.

Balance: no ha habido cosas deslumbrantes, como el año anterior, y puedo decir que el año que acaba de terminar he visto alguna de las peores obras que he visto nunca. Es curioso: el número de obras malas ha sido este año superior a cualquier otro que recuerde. En su mayoría, las ví en Navarra y hechas por grupos navarros. Es lo que hay.

Otras obras me han reconciliado con el teatro, claro. Aquí va mi top, sin que el orden signifique de más a menos:

Auto de los Reyes Magos, de Nao d’Amores, dirigido por la extraordinaria directora Ana Zamora.
Hamlet, de Tomas Pandur, con la maravillosa Blanca Portillo en Matadero de Madrid.
La odisea, del Teatro de los Andes boliviano, que vi en la ENT.
– El concierto de Ute Lemper en el Gayarre.
Drakula, de Teatro do Chapito, de Portugal, en la ENT.
Trilogia de la viggegiatura, el Goldoni del Píccolo Teatro de Milan, dirigido por Toni Servilio, en Madrid y Pamplona.
– Dos cosas de Lepage: Eonnagata, en el Teatro Nacional de Cataluña, y Le dragon bleu, en el Festival de Otoño.
La muerte de un viajante, con Jordi Boixaderas, en el Festival Teatro Gayarre.

– Y sólo destaco un montaje hecho en Navarra: Virtual, de Pedro Zabalza, una idea brillante y bien desarrollada, con un buen elenco actoral bien dirigido por Pedro Izura. Es curioso que esta obra no sea más representada por estos pagos. Y como me gusto tanto, decepciona tanto ver a alguna de las mismas personas que aquí están muy bien en montajes de calidad tan ínfima.