- by Victor Iriarte Ruiz
- on 9th enero 2018
- in Así nos luce el pelo
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Balance teatral de 2017: 73 espectáculos vistos, 75 días en el patio de butacas, y mucha calidad
Culminado mi balance teatral de 2017, que se ha cerrado con 75 días en el patio de butacas para ver 73 espectáculos diferentes, pues en dos ocasiones repetí espectáculo. Una cifra sensiblemente menor a la de los últimos años (afortunadamente, porque la asistencia de los últimos años era un tanto excesiva). Hubo tres motivos para esta simplificación: un cambio laboral que me deja menos posibilidades de asistir a todo lo que me gustaría ver, haber dejado en otoño de 2016 las tareas de crítico teatral para Diario de Noticias y, finalmente, un accidente invalidante que me dejó dos meses inmovilizado y tres más con muletas, lo que hizo que me perdiera algunas cosas muy interesantes.
Eso sí, a menor cantidad, mayor selección y un incremento sensible del nivel de calidad de lo visto. Voy a destacar lo que más me ha gustado:
TEATRO: Serlo o no. Para acabar con la cuestión judía, con Josep María Flotats. Brillante comedia francesa. Gayarre.
Los vecinos de arriba, hilarante propuesta de Cesc Gay donde los resortes de la comedia se manejan con extraordinaria maestría. Gayarre.
Les Luthiers con una Antología. Está todo dicho. Baluarte.
El cartógrafo, de Juan Mayorga, excelente drama, con un inexplicable bajón, pero muy bien interpretado. Gayarre.
Tricicle con una selección de sus mejores esquetches en Hits. Lo mismo de antes. Todo está dicho. Gayarre.
La ternura, de Alfredo Sanzol, sin duda lo mejor que ha escrito y, además, extraordinariamente bien dirigido (muy por encima de La respiración, que también vi, y que ha sido premiada con el Nacional de Teatro). Festival de Olite y Teatro del Museo de la Universidad de Navarra.
Noche de reyes, dirección de Declan Donellan con su compañía rusa, vista en el Festival de Vitoria.
La tempestad, de la Royal Shakespeare Company, en el Barbican de Londres. Sin palabras.
Mujer no reeducable. Teatro político sobre la actual situación en Rusia. Gayarre.
Los universos paralelos, excelente melodrama sobre la pérdida de un hijo, con una extraordinaria Malena Alterio.
Democracia, de Michael Frayn, a cargo de una compañía rusa. Centro Dramático Nacional. Extraordinarios actores y puesta en escenal.
DANZA: Martha Graham Dance Company. La compañía mantiene el estilo y patrimonio coreútico de la brillante coreógrafa y nos mostró una selección maravillosa en Gayarre.
Rain, de Anne Theresa de Keersmaker, vista en los Teatros del Canal. Magnífica propuesta con jovencísimos bailarines.
Rice, de la Cloud Gate Dance Theatre de Taiwan. Brillante trabajo a pesar de que lo audiovisual casi mata la danza. Baluarte.
MAGIA: El Mago Pop. Nos dejó con la boca abierta. Impresionante. Baluarte.
MUSICALES: Bat out of hell, sobre la ya mítica música de Meat Loaf. Una historia tonta pero en formato espectacular y una interpretación poderosa. Londres.
Kinky Boots, divertida comedia con tintes de melodrama, que me volvió a encantar tras verla de nuevo en Londres.
Jesus Christ Superestar. El clásico pero con una puesta en escena vibrante, desgarrada, expresionista y al aire libre, en Londres. Magnífico espectáculo y en un marco embriagador.
TEATRO NAVARRO. Entre todo lo visto, dos propuestas que merecen recorrido amplio. En teatro, Salir de cuentas a los 50, una nueva apuesta de TDiferencia para buscarse un hueco en el difícil mercado actual con trabajos de calidad: buen texto, dirección e intérpretes. Villava.
En danza, Romeo, Julieta: Bailaremos en el Paraíso. El último estreno de Fueradeleje, un espectáculo participativo coordinado por profesionales para celebrar el Día Internacional de la Danza. Gayarre.
FAMILIAR. Las aventuras de Tomasa Sawyer, a cargo de la compañía valenciana La teta calva, que todo lo que hacen lo hacen bien. Aquí, la historia de Twain protagonizada por una niña: música, ritmo, aventuras y una puesta en escena imaginativa. Gayarre.
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