CRÍTICA TEATRO

LA ÓPERA DE LOS TRES CÉNTIMOS. Compañía: Taller de Teatro del Instituto Navarro Villoslada (Pamplona). Autor: Bertolt Brecht (libreto) y Kurt Weill (música). Adaptación y dirección: Juan Carlos Múgica. Intérpretes: Sergio Salinas, Iñaki Gómez, Iván Montero, Irene García, Patricia Esparza, Pablo Echaniz, Gianella Sotomayor, David Rodríguez, Lorea Marquina, Andrea Isa, Itziar Romera, Marina Galdeano, Isabel Rubio, Verónica López, Aida Jiménez, Jorge Tenesaca, Carlos Ibáñez, Miguel Estébanez, Erik de León, Carlos Ibáñez y Miguel Esteban. Músicos: Miguel Estébanez, Erik de León, Irene García, Xabier Fernández, Miguel Lucas y Javier Arlegui. Escenografía: Alberto Arriazu y José Luis Pinto. Coreografía: Ivan Montero e Itziar Romera. Lugar: Salón de Actos del Instituto Navarro Villoslada. Fecha: Sábado 16 de abril. Público: Casi lleno.

Crisis económica y moral

El Taller de Teatro más prestigioso de Navarra continúa en buena forma. Es el único grupo teatral profesional o aficionado de la región que se da el lujo de hacer “temporada”, si se entiende como tal mantenerse en cartel meses representando el mismo título, pues desde el estreno en febrero y hasta su despedida en mayo superará las veinte representaciones. Un lujo con el que sueñan todos los intérpretes. Este curso el Taller se enfrenta a un texto que su máximo responsable, Juan Carlos Múgica, conoce bien, no en vano fue el director musical del excelente montaje que produjo el Ayuntamiento de Pamplona en 1993 bajo dirección de Valentín Redín.

Die Dreigroschenoper, más traducida aquí como La ópera de cuatro cuartos, es una de las obras maestras de Bertolt Brecht y ejemplo canónico de su teatro épico, aquel que no se dirige al corazón de los espectadores sino a su cerebro: no quiere emocionar sino hacer reflexionar. Mediante paradojas, muestra sobre el escenario justo lo contrario de lo que tenemos por “bienpensante”. Los estudiantes deben salir de la función analizando el concepto de honestidad pública que les ha sido transmitido, si comprueban que, en escena, son premiados hasta con títulos nobiliarios canallas como Mackie Navaja y la mentira y el soborno es la moneda de curso legal para triunfar. Lo que se conoce como efecto de distanciación o extranjerización: cuestionar la realidad tal y como nos la cuentan. Un texto adecuado a un contexto de crisis económica (y moral) como el que vivimos, al que no son ajenos los bachilleres, y no muy alejado del padecido en la Alemania de entreguerras. La obra incluye un final con “deux ex machina”, es decir, absolutamente artificioso y postizo, que cumple la misión de alejarnos de la ficción. La unidad didáctica, elaborada por seis profesores, contextualiza estupendamente el trabajo.

Un músico sólido como Múgica cimenta el montaje en los pentagramas, y por eso logra los momentos más brillantes cuando la música suena. Son 40 minutos en una representación de 90 y se interpretan 19 de los 21 temas originales. Como adaptador, traslada con tino la partitura de Weill a los instrumentos de la orquestina, una jazz band que suena distorsionada en ocasiones, como pide el compositor, así como a las voces de los intérpretes. Ha evitado la tentación de tirar hacia el musical y llama la atención –y muy mucho– lo bien que se entienden las letras, por la perfecta vocalización al cantar, algo poco habitual.

La propuesta se apoya en audiovisuales para situar la acción y en el vestuario para ambientar el Londres de los bajos fondos y deja el escenario limpio para las coreografías, ideadas por los propios alumnos, y las numerosas entradas y salidas de personajes, quizá lo más sucio de la propuesta, al inutilizarse la primera y segunda patas laterales. Hay un grupo de prometedores intérpretes, que dan fuste a la función, entre los que destacan Sergio Salinas (narrador), Iván Montero (Mr. Peachum) y Patricia Esparza (Polly). Como buen taller, el montaje brinda momentos reseñables a secundarios, entre los que destacan Carlos Ibáñez (Ganzúa), siempre en el personaje siguiendo la acción aunque no intervenga en ella. Un trabajo en equipo que todavía puede ser disfrutado el sábado 23 de abril, viernes 6 y sábado 7 de mayo.

POR Víctor Iriarte. Publicada en Diario de Noticias el martes 19 de abril de 2016.