CRÍTICA TEATRO

PAZ NO ESTÁ CON NOSOTROSAutora: Cristina Arocena Intérpretes: Cristina Arocena y Sergio Salinas.

PETICIÓN VECINALAutor: Guillermo López Intérpretes: César Sánchez, Marian Ruiz y Guillermo López.

SER O NO SER. Autor: Miguel Munárriz Intérpretes: Miguel Munárriz y Marta Juániz.

Lugar: Escuela Navarra de Teatro. Fecha: Domingo 24 de mayo. Público: Unos 25 espectadores por función.

Microteatro variopinto

La Escuela Navarra de Teatro ha programado por segundo año consecutivo una muestra de microteatro, aunque en esta ocasión la ha adelantado de junio a mayo para evitar que el buen tiempo –principal enemigo de los programadores en las últimas semanas de la primavera– ahuyente al público. Ha ofrecido cuatro piezas breves muy diferentes entre sí pero no las ha exhibido todas en la misma sesión, por lo que no se pudo ver ese domingo Máscaras, de Igor Razkin.

Si entendemos el microteatro como un género específico de obra de corta duración, adaptada al entorno no convencional donde se representa y escenificada para un público reducido y situado muy cerca de los intérpretes, el criterio para seleccionar Paz no está con nosotros ha sido bastante laxo. Se ofrece en una sala de teatro convencional, sin escenografía ni vestuario, con visión frontal, y admitiéndose hasta 40 espectadores. La obra es una fábula en exceso simplona, más cercana a la técnica del  cuentacuentos que a otra cosa, y dramáticamente sin desarrollo, donde se viene a subrayar la necesidad de cultivar el diálogo para resolver los conflictos, desde los tiempos medievales con los que se inicia hasta el momento actual. Los dos intérpretes están muy por encima del texto, cantan estupendamente, exhiben sobrados recursos expresivos para interpretar a diferentes personajes y logran arrancar algunas risas del público.

Petición vecinal también peca de simplista y desaprovecha el planteamiento inicial, que hubiera tenido muchas posibilidades en manos más hábiles. A la reunión de la coordinadora popular que organiza las fiestas llega una petición concreta desde el colectivo de cincuentones solteros o separados: incluir entre las actividades un “putetxe”, un puticlub para mozos y mozas necesitados. El argumentarlo a favor y en contra no profundiza, los diálogos son previsibles y se vuelven pronto repetitivos, dando la impresión de que la obra se ha construido sin texto previo, durante los ensayos. Además, las entradas y salidas de los personajes de la sala son gratuitas y la sorpresa final ni tiene relación con el tema en cuestión ni aporta una nueva óptica. Al partir de  diálogos pobretones, la interpretación carece de matices y por momentos es en exceso gritada.

Ser o no ser es lo que uno se espera encontrar en una sesión de microteatro. En la escalera de ida y vuelta del hall de la ENT, que simula las de cualquier portal al uso, se produce un encuentro no buscado de dos desconocidos. Son un hombre que sube y una mujer que baja, elegantemente vestidos. La trama mantiene un interés progresivo, y crece réplica a réplica con gran variedad de matices: sorpresa, incomodidad, incredulidad, tensión, locura… aunque sin caer del todo en la farsa disparatada, porque se subrayan los problemas psicológicos que arrastra la protagonista y se intuyen los de él. Como suele suceder en los textos de Miguel Munárriz –siempre más generoso escribiendo para su partenaire que para sí mismo– su personaje quizá hubiera necesitado de una motivación más clara para permanecer en ese rellano y no huir a las primeras o segundas de cambio. A pesar de esa limitación, compone un personaje dubitativo y asustado creíble y Marta Juániz está como acostumbra: estupenda.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el martes 2 de junio de 2015.