CRÍTICA TEATRO

¡COMO EN CASA NI HABLAR! Idea, dirección e interpretación: Faemino y Cansado Lugar: Teatro Gayarre Fecha: Miércoles 27 de mayo Público: 650 espectadores.

Lo de siempre, igual de bien

Faemino y Cansado es el nombre artístico de Javier Cansado y Carlos Faemino, que es el seudónimo de Ángel Javier Pozuelo Gómez y Juan Carlos Arroyo Urbina, que es… podríamos seguir hasta el infinito por reducción-ampliación al absurdo, que es el género que cultiva este dúo cómico, en cuyo estilo se puede seguir el rastro que dejaron antes que él en el humorismo hispano Tip y Coll, Gila, Fernando Arrabal, Mihura o Jardiel Poncela.

Su propuesta no conoce término medio: o te apasiona o no le encuentras maldita la gracia. En Pamplona sus seguidores son legión. Aquí llenaron un teatro por primera vez. Cuando triunfaron ya eran populares gracias a sus apariciones en televisión (curiosamente en programas para niños, como La bola de cristal y Cajón Desastre, y después en el mítico El orgullo del tercer mundo). Suelen actuar cada dos años y esta vez han ido a por todas: cinco funciones. En cada cita ofrecen un show de título diferente y contenido similar. Siempre es el mismo y siempre parece distinto. Este año, la principal variación es que no han agradecido al público su presencia con su argumento incontestable: “Mejor estar en el teatro que en la calle matando perros”. Sin embargo, han confesado sobre el escenario su pasado de delincuentes, cuando eran de verdad malas personas, robando a los ricos para dárselo a los pobres, a los pobres para dárselo a los pobres y al revés. “Robábamos cobre a Telefónica para dárselo a Jazztel”, reconoció Faemino.

Se suele decir que, de Madrid p’arriba, el público aprecia el chiste (modelo, digamos, Eugenio) y que, de Madrid p’abajo, cómo se cuenta el chiste (estilo Chiquito de la Calzada). Faemino y Cansado están en otra dimensión, decididamente superior, porque cultivan ambas. No hacen comentarios sobre política ni actualidad, salvo leves alusiones cuyo sentido el público termina de completar antes de estallar en carcajadas. Por ejemplo, ni se proclaman republicanos ni optan por la monarquía. Como mucho, Faemino se declara “froilanista”. No se disfrazan, no imitan, no se burlan de nadie.  Más o menos cuentan chistes pero, de alguna manera, es imposible repetirlos después. Los han ido construyendo pacientemente durante la función, a base de larguísimas peroratas de Cansado que remata Faemino. El primero, que sí tiene formación teatral y soporta el peso de la actuación, inicia una tirada de frases a velocidad supersónica a partir de un hecho cotidiano que va deconstruyendo hasta el absurdo.

En su nuevo show hacen un par de gamberradas hilarantes, un número de hipnotismo en el que Faemino acaba convertido en una gallina reivindicativa (“Que conste que hay tías que son mucho más putas que yo”, proclama) y la presencia del hombre invisible en escena, recibido a carcajadas, además de brindar al público reflexiones filosóficas en su estilo “Kierkegaard”: “El tío que primero sacó leche de la vaca, ¿qué estaba haciendo con la vaca?”. Se compenetran estupendamente y su único problema es que en ocasiones se les nota que se aguantan la risa en el escenario. Prometían 23 carcajadas durante el espectáculo y las doblaron de largo. En la primera representación hubo problemas con el sonido que llegaba a los laterales del teatro, una tragedia en comicidad tan verbal, pero se corrigieron en las siguientes funciones.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el miércoles 3 de junio de 2015.