Crítica de teatro de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Lo-curas y monjas», del grupo Complexus, en la ENT
CRÍTICA TEATRO
LO-CURAS Y MONJAS. Grupo: Complexus (Pamplona). Autor: Adaptación libre de Fuera de quicio, de José Luis Alonso de Santos. Dirección: Ion Barbarin. Intérpretes: Unai Mezquíriz, Amalia Ortiz, Rubén Cortázar, Jeser Zalba, Edurne González, Ramón Montseny, Belén Benito y Leticia Iriarte. Lugar: Escuela Navarra de Teatro. Fecha: Sábado 7 de mayo. Público: 75 espectadores, un tercio.
Locuras gritadas
En su política de apertura al sector, la ENT ha programado en mayo un novedoso ciclo de teatro amateur navarro, con actuaciones a taquilla de cinco grupos. La sala de San Agustín va alcanzado un equilibrio entre centro de formación, que siempre ha pesado más en su actividad, y sala de exhibición, lo que sin duda palía la difícil situación actual. Hay sobreproducción y los grupos necesitan espacios donde mostrar sus trabajos.
No se percibe un criterio reconocible en la selección de obras, salvo quizá el humor, y sólo hay un estreno absoluto (Auzoa Delikatessen, de Auzoa Teatro), porque las otras cuatro producciones tienen bastante recorrido. El sábado 16 sube al escenario Almadía, con Dinero negro; el 23 lo hace Bubulú y Comedia con recortes y clausura el 30 Ligli Trouppe con el exitoso musical No es tan fácil, más de un lustro girando. Tres sábados, a las 8 de la tarde, con entradas a 7 euros.
Complexus (abrazo en latín) es el medio de expresión desde 2011 de varios jóvenes que pasaron por los talleres de iniciación al teatro para adultos de la ENT. En el mismo escenario, hace ahora un año, estrenó esta adaptación bastante libre de una comedia de Alonso de Santos, de quien ya representó La última pirueta. Los protagonistas son dos parejas formadas por internos en un manicomio. Acaban involucrados en una serie de asesinatos en la residencia por culpa de sus aturullados encuentros nocturnos. Complexus ha llevado la comedia al disparate, hay un cierto regodeo en el exceso y la trama policiaca queda desvaída.
La obra llega a los espectadores muy ensayada y el cuarteto protagonista sostiene la función con solvencia. Destacan ellos, que doblan papeles y componen dos personajes femeninos muy ajustados y cómicos en un par de escenas grupales. La principal pega es el exceso de intensidad. Todo está forzado: caracterizaciones de los personajes, música incidental, efectos de luz y, sobre todo, las interpretaciones. Los diálogos están excesivamente gritados, hasta el punto de que en varios momentos no se entiende la acción. Todos los personajes están desquiciados, de acuerdo, y más que los locos, la monja, el detective y el director del sanatorio, pero están tan llevados a lo histriónico que se pierden matices que se intuye los intérpretes podrían dar. El grupo está consolidado y por eso mismo debería cuidar su presencia en Internet y repartir programa de mano.
POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el miércoles 13 de mayo de 2015.
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