Crítica de Víctor Iriarte en Diario de Noticias de «Sueño de una noche de verano», de los jóvenes de Butaca 78, en la Casa de Cultura de Burlada
CRÍTICA TEATRO
Sueño de una noche de verano. Autor: William Shakespeare. Producción: Butaca 78 (Pamplona). Versión y dirección: Jorge Gurpegui. Intérpretes: Ainhoa Martín, Anne Idareta, Eneko Asiáin, Iñigo Guerriko, Mónica Isaac, Xabier Martínez, Xabier Lizarraga y Sofía Cockburn. Lugar: Casa de Cultura de Burlada. Fecha: Viernes 13 de junio. Público: Doscientos espectadores.
Joven sueño de verano
Con solo dos años de existencia, la Escuela de actores y oficina teatral Butaca 78 se ha consolidado como un referente imprescindible para acercarse al arte de la interpretación. Más de un centenar de personas de todas las edades están matriculadas y acuden a sus instalaciones para aprender y, tras lo visto en las muestras fin de curso, disfrutar con esta actividad. La actriz y directora Laura Laiglesia se formó en Madrid en la Escuela Teatro de Cámara Chejov, de Ángel Gutiérrez (niño de la guerra que regresó de URSS con el bagaje del mejor teatro ruso). Laura, a su vuelta, ha plasmado su vocación pedagógica dirigiendo numerosos grupos teatrales antes de crear esta academia, que según anuncia en sus carteles, se traslada a Burlada a partir de septiembre.
Sólo este mes de junio programa 9 veladas teatrales (el domingo 22 y el domingo 29 con dobles y triples funciones) para mostrar el resultado del trabajo de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, éstos divididos en tres niveles en función de su experiencia y capacidades.
Comenzaron las muestras y la primera alegría fue ver el patio de butacas mayoritariamente ocupado por jóvenes (qué difícil es), que acudían a aplaudir a sus amigos y compañeros en escena, pues actuaba el aula de 15 a 18 años, con una versión reducida, de 55 minutos, de El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Elección acertada del texto, pues cuanto habla de amores y amoríos, que es el “tema” a esas edades. Hermia, la pija agobiada por los tíos, se deja querer por Demetrio, al que Helena ama con locura. Como sólo recibe desplantes de él, la segunda se chiva a Lisandro y ambos van al bosque tras ellos. Allí, el duende Puck hace sus encantamientos, a la vez que enreda en los amores contrariados de Titania y Oberón. Al final, todos felices y emparejados. Jorge Gurpegui reduce la obra a esos dos planos, dejando limpias las líneas de acción. Como elimina las escenas de los artesanos, muy cómicas, busca el humor exagerando los movimientos impostados de los jóvenes.
Todo el montaje tiene un gran dinamismo y muestra cómo el director trabaja tanto el aspecto físico como la proyección de voz y las intenciones. Los ocho intérpretes mostraron seguridad en escena, bailaron y rapearon. La cuidada banda sonora tapó en ocasiones los parlamentos, pero era un peaje necesario. Si hay jóvenes, que suene alta la música.
POR VÍCTOR IRIARTE. Publicado en Diario de Noticias el lunes 16 de junio.
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