El musical Follies, de Stephen Sondheim, producción del anterior equipo del Teatro Español que encabezaba Mario Gas, se llevó el Max al mejor espectáculo musical, así como actor protagonista a Carlos Hipólito y actriz de reparto a Asunción Balaguer, que a sus 87 años bailaba y cantaba en este montaje y que se emocionó al recibir una cerrada ovación cuando recogió el premio. También se hicieron con manzanas de bronce el director musical Pep Pladellorens, el figurinista Antonio Belart y el director de escena, Mario Gas, quien recordó a su «gran amigo del alma» Constantino Romero, del que hacía pocas horas se había despedido en una ceremonia civil en Barcelona. Esta producción fue la gran triunfadora de la noche, al conseguir los premios en las seis categorías en las que concursaba.

En la luna optaba a ocho premios y se ha hecho como el Max al mejor espectáculo teatral, a la autoría en castellano del navarro Alfredo Sanzol y al actor de reparto Juan Codina. En la luna fue un encargo expreso del Teatro de La Abadía que coprodujo la obra con Teatre Lliure de Barcelona.

Hubo otro destacado pleno en la noche. El de Tacita a tacita que se hizo con el Max a espectáculo de danza, coreografía, interpretación femenina de danza a Teresa Nieto e intérprete masculino de danza a Manuel Liñán. El espectáculo es una síntesis de los 20 años de trayectoria de Teresa Nieto en Compañía.

De las 12 candidaturas a las que optaba el montaje De ratones y hombres finalmente se hizo con escenografía (Eduardo Moreno) e iluminación (Juanjo Llorens). Su director Miguel del Arco no acaparó estatuillas como en las dos últimas ediciones, algo que, poco antes de la gala, él mismo auguraba: “Son muy buenos mis competidores y este año nos iremos con menos, lo cual también está bien”.

Por otra parte, La vida es sueño, que optaba a siete Max, finalmente logró el de adaptación teatral con la versión que el dramaturgo Juan Mayorga ha realizado de la obra calderoniana.

Los compañeros de profesión de Amparo Baró consideraron que la veterana actriz era merecedora del Max a la mejor actriz protagonista por su trabajo en Agosto (condado de Osage). En nombre de Baró, que no pudo asistir a la gala, recogió el galardón su compañera de reparto y amiga Carmen Machi, que se mostró especialmente contenta porque Baró recibiera el premio al que también optaban ella y Blanca Portillo. Las tres actrices coincidieron en el reparto de la serie de televisión Siete vidas.

El Max a la mejor empresa o producción privada de artes escénicas fue a parar a Ron Lalá, y por la mañana se entregaron, también en el Matadero, los Max Especiales al Premio Iberoamericano, concedido a Daniel Veronese; Nuevas Tendencias, a la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos de Alicante; Crítica, a las Jornadas de Teatro Siglo de Oro de Almería, y Aficionado, a los Grupos de Teatro de la ONCE.

Otros premios: Mejor Espectáculo Infantil: Alegría, palabras de Gloria Fuertes, de Teatro de Malta.

Mejor Autor Teatral en catalán o valenciano:  Marta Buchaca, Carol López, Mercé Sarrias y Victoria Szpunberg por L’any  que ve sera millor.

Mejor Autor Teatral en euskera: Patxo Tellería por Lingua Nabajorum.

Mejor Autor Teatral en gallego: Eduardo Alonso por Último cowboy.

Mejor Composición Musical para Espectáculo Escénico: Albert Guinovart por La vampira del Raval.

Premio Espectáculo Revelación: Carta de las golondrinas, de Escena Miriñaque. Cantabria

También la propia gala fue toda una exaltación de las Artes Escénicas, tema que sirvió de hilo conductor para esta XVI edición que se celebró en las Naves del Teatro Español del Matadero, de Madrid. Se encargaron de ello la dramaturga Yolanda García Serrano y el presentador Alex O´Dogherty y los entregadores de galardones, entre ellos Verónica Forqué, José María Pou, Natalia Menéndez, Gonzalo de Castro, Eva Yerbabuena, además de Fernando Delgado y Natalia Millán, que entregaron el Premio de Honor a la dramaturga Ana Diosdado: “Las artes escénicas es la más sagrada de todas las ceremonias, guardamos todo el testimonio de lo que creemos y defendemos”, dijo.

 

“¡Qué siga la lucha!, el teatro sirve para saber quiénes somos, dónde nos encontramos, para poder decir donde están las contradicciones y en qué se equivocan los que nos mandan, los que se creen que nos mandan”. Así habló el director Mario Gas cuando recogió la sexta manzana de bronce que en la edición de los Premio Max consiguió su espectáculo Follies, de Stephen Sondheim, que obtuvo todos los galardones a los que optaba lo que convirtió este montaje en el triunfador de la noche.

La noche de las gentes del teatro, la noche de los Premio Max, fue reivindicativa, en muchos sentidos, y de alegría, para estos profesionales que se consideran una familia que trabaja en un mismo oficio artesanal y no industrial. Los ganadores de los Max, premios que concede la Fundación Autor de la Sociedad General de Autores y Editores, fueron muy asertivos en sus comentarios, pero no llorones ni quejumbrosos. Son profesionales acostumbrados a luchar en las peores circunstancias y simplemente se mostraron firmes, sobre todo con el tema de la brutal subida del IVA (del 8 al 21%) que les tiene con el agua al cuello y que incluso formó parte del discurso institucional de Antonio Onetti, presidente de la Fundación Autor.