- by Victor Iriarte Ruiz
- on 10th mayo 2013
- in agenda teatral
- with no comments
El Gayarre ofrece una segunda función de «El manual de la buena esposa» hoy viernes a las 22,30 horas
Informa el Teatro Gayarre que ha añadido una segunda función, no prevista inicialmente, de EL MANUAL DE LA BUENA ESPOSA. Será hoy viernes 10 de mayo, a las 20.00 horas la que estaba prevista y a las y 22.30 horas la segunda.
Se traa de una comedia muy cómica protagonizada por Llum Barrera, Mariola Fuentes y Concha Delgado. Esta función desarrolla una colección de sketches escritos por Miguel Del Arco, Verónica Fernández, Yolanda García Serrano, Ana R. Costa, Juan Carlos Rubio y Alfredo Sanzol que hablan sobre el adoctrinamiento femenino durante el franquismo, que podría hacer pensar en una secuela de aquel exitoso El florido pensil de hará casi tres lustros. Dirigida por Quino Falero, quedan entradas a la venta para la segunda función, con entradas a 18, 14 y 8 euros.
Aquí va la opinión del director, recogida en el programa de mano:
Durante muchos años las mujeres en España fueron educadas para ser buenas madres, buenas cristianas, buenas esposas, buenas patriotas; y además, obedientes, dóciles, caritativas, resignadas, alegres, diligentes, sufridas y honradas. Semejante adiestramiento estuvo a cargo de la Sección Femenina durante la dictadura franquista y se hizo omnipresente en la vida de las mujeres españolas de aquella época. Estas mujeres formaron su carácter a base de estas enseñanzas, aprendieron economía doméstica, reglas para satisfacer a los maridos, instrucciones para cuidar a los hijos y normas para servir a la patria. Pero también practicaron deportes, siempre acordes con la condición femenina, ayudaron en los hospitales, en el campo, en las fábricas… y, por supuesto, se divirtieron con los coros y danzas. Para unas resultó un hecho glorioso y para otras se convirtió en algo insufrible, pero todas se vieron condicionadas por las lecciones de los manuales que instruían su educación.
Los documentos y las publicaciones de la época resultan tremendamente curiosos. En ellos se recogen normas, pautas, guías, obligaciones y deberes que despiertan el asombro desde una mirada actual, pero también provocan la risa. Resulta inevitable reír ante esas reglas de adoctrinamiento, la risa como mecanismo de defensa ante semejante gravedad. Si privar a las personas de educación supone una tremenda agresión, más grave aún resulta el someterlas a un aleccionamiento determinado, basado en falsos principios y con intenciones claramente definidas.
En El manual de la buena esposa tratamos, en clave de comedia, un periodo que se extiende desde los años30 a los años 70, inspirándonos en vivencias y supuestas situaciones que las mujeres españolas pudieron vivir y padecer en aquellos años de dictadura. Sobre ellas y sobre su educación es de lo que queremos hablar en esta función, teniendo siempre a la risa como principal aliada. El sentido del humor nos permite librarnos de las emociones negativas y, al mismo tiempo, tratar en serio el tremendo retraso que supuso para nuestra sociedad que las mujeres se vieran sometidas y obligadas a representar un papel secundario y a cumplir tareas complementarias y de servicio hacia quienes se consideraban superiores a ellas.
Para abordar este proyecto vimos la necesidad de contar con una serie de dramaturgos, tres mujeres y tres hombres, cediéndoles a cada cual la independencia para escribir una historia con personajes femeninos particulares en situaciones distintas. Que los autores de esta dramaturgia no se influenciaran entre sí, ni dependieran de una línea argumental predefinida, fue un pacto que instituimos desde el inicio del proyecto como algo fundamental. Pese a su variedad, el trabajo se refundió en un texto original y definitivo de manera orgánica porque todos los autores se embebieron de los sentimientos de aquellas mujeres. Para todo el equipo el resultado ha sido enriquecedor, substancialmente motivados por ese eje esencial de la mujer de entonces, la mujer sumisa que trabaja en silencio, que se sacrifica y vive para los demás, renunciando a su propia vida para ponerla al servicio del marido, de los hijos y de la patria.
Trabajando ahora la función con las actrices, mujeres que dan vida a aquellas otras de entonces, hemos reconocido claves, sentimientos, inquietudes y una dicha relativa que, para una mujer de la época, suponía tomar un impulso sin calcular el terrible retroceso: que una mujer bien vista, debía resultar, en definitiva, una mujer invisible.
Comentarios recientes